viernes, 11 de mayo de 2018
BORGES
Y EL ENIGMA DE LA FICCIÓN
Lic
Leeonor Mauvecin
(Conferencia dada en la Biblioteca Córdoba y
publicada en la revista Cuadernos de la
Biblioteca en el año 2013)
Conocí a
Borges a través de la lectura de alguno de los cuentos de Ficciones cuando tendría 15 años .Desde esa mirada
juvenil e inexperta en materia literaria pude saborear ese extraño
sentimiento de asombro que provoca el
encuentro con una obra de arte. Ese fue el inicio de una asidua lectura que hasta hoy, ya pasados muchos años, no ha
dejado de sorprenderme
A medida
que el lector se adentra en la obra borgiana se encuentra con un laberinto de
sentidos que permiten diferentes búsquedas y diferentes interpretaciones
Borges ha
dicho que el hecho estético “Empieza por una suerte de revelación” Borges asume su oficio de revelador de
objetos escondidos. Lo insólito y lo extraordinario en Borges, trasciende la
anécdota y se involucra en la metáfora. En esa metáfora que genera otra
metáfora y otra y así infinitamente. Esta es la certeza de Borges, que sin
preocuparse de moralidades deja fluir la
escritura y expresa la maravilla por
eso afirma en el ensayo La muralla y los libros de Otras inquisisiones de 1952:
Todas
las artes aspiran a la condición de la música, que no es otra cosa que forma.
La música, los estados de la felicidad, la mitología, las caras trabajadas por
el tiempo, ciertos crepúsculos y ciertos lugares, quieren decirnos algo, o algo
dijeron que no hubiéramos debido perder, o están por decir algo; esta
inminencia de una revelación, que no se produce, es, quizá, el hecho estético.
Intentaré
enumerar alguna de las claves de la escritura y el pensamiento borgiano para
acercarnos a comprender el Enigma que encierra la construcción literaria para Borges
Según
un trabajo de René Ceballos: Borges y el
problema de la interpretación dice que
el método Borgiano es rizomático según la acepción del término propuesta por Gilles
Deleuze y Félix Guattari.
Un rizoma es
un modelo descriptivo o epistemológico en
el que la organización de los elementos no sigue líneas de subordinación
jerárquica. En un modelo rizomático, cualquier elemento puede incidir en la
concepción de otros elementos de la estructura, sin importar su posición. El
rizoma carece, por lo tanto, de centro.
Creo que esta concepción rizomática se ajusta
al pensamiento de Borges pues sus textos
son hipertextuales y abordan diferentes estadios provocando numerosas conexiones y ramificaciones, trabaja con la paradoja
planteando la duda sobre las certezas.
En su
ensayo
que también puede ser visto como un cuento como sucede con muchos
ensayos borgianos, El idioma analítico de John Wilkins se confirma esa manera
rizomática de acceder al conocimiento. Esta subversión del orden
establecido se presenta aquí, pues se
burla de las taxonomías, de las clasificaciones que pretenden abarcar el
universo estableciendo categorías según
un criterio de verdad.
Michel
Foucault, lo cita
no sin asombro y es un fragmento
de este ensayo el que da origen a su
conocido libro Las Palabras y las Cosas
En el ensayo dice Borges con ironía citando cierta enciclopedia china que
seguramente no existe :
En sus remotas páginas está escrito
que los animales se dividen en (a) pertenecientes al Emperador, (b)
embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g)
perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como
locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de
camello, (1) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos
parecen moscas
Pero Borges agrega:
“...no
hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural. La razón es
muy simple: no sabemos qué cosa es el universo”.
Las enumeraciones y referencias son en
conclusión una búsqueda de aprehender el
universo, intentan definirlo y
expresarlo. Borges reconoce el valor de esta empresa, incluso usa como recurso
las enumeraciones, pero no deja de advertir la inevitable arbitrariedad del
idioma. A pesar de la obsesiva y analítica ordenación propuesta, el idioma no
logra sobrepasar la condición misteriosa del universo.
Sin embargo, agrega Borges: La imposibilidad de penetrar el
esquema divino del universo, no puede, sin embargo, disuadirnos de planear
esquemas humanos, aunque nos conste que estos son provisorios.
Es así que Borges en sus cuentos, ensayos y
poemas se dedica a plantear estos
esquemas que pretenden iluminar los
misterios del universo, esquemas que él llama provisorios.
He aquí
el tema de esta charla, el enigma de la ficción que se debate, según Borges, en
la imposibilidad de penetrar el esquema del universo por la debilidad del lenguaje para expresarlo
Hipótesis
que trataré de demostrar a través de algunos cuentos y poemas de Borges.
Dice Susana García Vázquez en Borges y las paradojas del lenguaje: Borges y sus infinitas caras, con sus
miedos, con sus obsesiones, con sus ironías, pero con su inagotable riqueza
metafórica, condensa para mí, al escritor y su lucha desesperada con el
lenguaje. Paradoja de un exquisito de la lengua, que protesta una y otra vez
contra sus límites.
Es así como Borges va planteando dudas y preguntas
en su obra, ningún texto borgiano es inocente, en todos encontramos
presupuestos filosóficos, pero también desespera al autor, la debilidad que
tiene el lenguaje frente a la magnitud del universo y sus misterios.
Borges, cita a Fritz Mauthner, en su libro de
ensayos Discusión de 1932, este autor provocó con su obra Aportaciones a una crítica
del lenguaje ( Beitrage zu einer Kritik der Sprache ), un cambio radical en la
filosofía del lenguaje. Mauthner niega radicalmente la capacidad del lenguaje
como instrumento de conocimiento del mundo; afirma que el lenguaje es
metafórico y abstracto, razón por la cual carece de una relación directa con la
realidad. Afirma también que no solo hay un idioma sino que los idiomas son
individuales y cada individuo los utiliza, en consecuencia, de distintas
formas.
El idioma
es un juego con muchos jugadores para quienes las palabras nunca tienen el mismo
significado
Dice
Borges en su conferencia en Harvard el Credo
del Poeta :
Cuando
yo era joven creía en la expresión. Había leído a Croce, y la lectura de Croce
no me hizo ningún bien. Yo quería expresarlo todo. Pensaba, por ejemplo, que,
si necesitaba un atardecer, podía encontrar la palabra exacta para un
atardecer; o, mejor, la metáfora más sorprendente. Ahora he llegado a la
conclusión (y esta conclusión puede parecer triste) de que ya no creo en la
expresión. Sólo creo en la alusión. Después de todo, ¿qué son las palabras? Las
palabras son símbolos para recuerdos compartidos. Si yo uso una palabra,
ustedes deben tener alguna experiencia de lo que representa esa palabra. Si no,
la palabra no significará nada para ustedes. Pienso que sólo podemos aludir,
sólo podemos intentar que el lector imagine. Al lector, si es lo bastante
despierto, puede bastarle nuestra simple alusión.
A
través de ensayos, cuentos y poemas, Borges esboza el arduo trabajo que afronta
el escritor. El desafío del lenguaje y la imposibilidad de aprehender la
realidad. El texto literario es un laberinto donde el ser creado y el creador
se enfrentan buscando la salida. La ficción se presenta como un Enigma que el autor se desvela por resolver.
Para demostrar este planteo , elegiré dentro del
corpus de la obra borgiana , tres obras fundamentales : Los cuentos Las Ruinas Circulares y El Aleph
y el poema El Golem .
En el cuento del libro Ficciones de 1941
titulado Las ruinas circulares como en otros cuentos de Borges, encontramos dos planos: uno argumental y otro abstracto y filosófico
en el que la anécdota adquiere ya la
dimensión de símbolo o de alegoría. Como
en la mayoría de los cuentos
borgianos se admiten interpretaciones filosóficas, sin
perder en ningún momento su propio valor como cuento literario.
La peculiaridad de Borges reside, en hacer literatura con las doctrinas de la
filosofía y la teología. Sus cuentos tiene el doble carácter de cuento ficcional
y de ensayo filosófico. En este
caso la temática del cuento se basa tanto en
la filosofía idealista como
en la visión panteísta del universo y la mitología
bíblica. Borges recoge de una u otra doctrina, teológica o filosófica aquello en lo que intuye mejores posibilidades
narrativas. En esta obra nos ofrece una nueva creación, el hombre creado en un
jardín por el sueño de otro
Seguramente
muchos recuerdan el argumento de este cuento, pero si me permiten se los
recordaré: es la historia de un hombre que sueña un hombre. El personaje no
tiene nombre ni descripción física,
sabemos es que es mago. Va hasta
las ruinas de un antiguo templo, con forma circular, para soñar conscientemente
con un ser humano perfecto: su propio hijo, idealizado y perfecto.
Después de varias tentativas alcanza su propósito. Crea un ser ideal, desea que este hijo no
conozca su origen que no sepa que es
sólo el sueño de otro ser, es decir que no tiene existencia material. Las
ruinas a dónde va a vivir el hijo se incendian y cuando intenta salvar al hijo de la
humillación de saberse sólo un sueño, descubre con asombro
y espanto que al atravesar el fuego él tampoco se quema , que él tampoco existe, que él, el mago, el soñador, no tiene realidad. Él, el
soñador es también producto imaginario
de otro ser, es también el sueño de otro. Dice:
Con alivio, con humillación, con terror, comprendió
que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo
Borges
cuestiona así, el principio de realidad, la sustancia de la que estamos
hechos, y nos dice: no somos materia, somos el sueño de otro, de alguien que
nos sueña, tal vez, el sueño de Dios, y esto, en una estructura en abismo se repite hasta el infinito.
Plantea un choque entre realidad y ficción que responde a la filosofía idealista de Platón,
de Schopenhauer, Berkeley que dice: todo
existe desde la mente. Ser es ser percibido pero también a
la concepción panteísta y budista
de la realidad como ilusoria.
Tampoco podemos dejar de reconocer en este
cuento la tradición literaria de La vida es sueño de Calderón, del Ser o no ser del Hamlet de Shakespeare que
también dijo, somos de la misma materia
de los sueños.
La
literatura dentro de la literatura en un
acertado manejo de lo intertextual, otro
de los aspectos de la obra borgiana. A través de la intertextualidad
Borges descree de la originalidad del autor,
concepción que se relaciona a esa visión del ser humano como sueño de sueños en
un círculo interminable. En su
conferencia el Credo del Poeta dice: Me
considero esencialmente un lector. Como saben ustedes, me he atrevido a
escribir; pero creo que la que he leído es mucho más importante que lo que he
escrito. Pues uno lee lo que quiere, pero no escribe lo que quisiera, sino lo
que puede.
Borges en ese planteo vuelve a cuestionar la capacidad del lenguaje individual
“no escribe lo que quisiera, sino lo que puede” y dice: Si no repito a los
otros, me repito a mí mismo. Quizá yo no sea otra cosa que una repetición. Y
agrega:
Cuatro son las historias. Durante el tiempo que nos queda, seguiremos narrándolas, transformadas. Agrega en otro ensayo: que aunque existan cientos y desde luego miles de metáforas por descubrir, todas podrían remitirse a unos pocos modelos elementales
Cuatro son las historias. Durante el tiempo que nos queda, seguiremos narrándolas, transformadas. Agrega en otro ensayo: que aunque existan cientos y desde luego miles de metáforas por descubrir, todas podrían remitirse a unos pocos modelos elementales
Estos pensamientos llevan a Borges a postular
una teoría de la intertextualidad muy similar al dialogismo de Mikhail
Bakthin. Podemos decir que Borges en su
libro de ensayos Otras Inquisisiones de
1952 se anticipa por una década a la teoría expuesta por Julia
Kristeva que inspirada en Bakthin
hace sobre el intertexto en su libro Semeiotike donde dice que todo
texto es un mosaico de citas; todo
texto es la absorción y transformación de otro, que es la
convivencia de muchos textos diferentes y de diversos autores en la misma obra
Borges expresa en su cuento Utopía de un hombre que
está cansado de 1975: “Ya no quedan más
que citas .La lengua es un sistema de citas. Terrible afirmación que desnuda la
debilidad del lenguaje.
Borges ha
afirmado que toda literatura es en un
punto autobiográfica, entonces no es
aventurado suponer que El mago de Las Ruinas Circulares es el mismo Borges , es el autor que se recluye
entre las propias ruinas que lo
circundan para crear su personaje y darle vida .Dice en el cuento :
"quería soñarlo con integridad
minuciosa e imponerlo a la realidad, ese proyecto mágico había agotado el
espacio entero de su alma ".
Comprendió
que el empeño de modelar la materia incoherente y vertiginosa de que se
componen los sueños es el más arduo que puede acometer un varón, aunque penetre
todos los enigmas del orden superior y del inferior: mucho más arduo que tejer
una cuerda de arena o que amonedar el viento sin cara. Comprendió que un
fracaso inicial era inevitable
Juró olvidar
la enorme alucinación que lo había desviado al principio y buscó otro método de
trabajo. Antes de ejercitarlo, dedicó un mes a la reposición de las fuerzas que
había malgastado el delirio. Abandonó toda premeditación de soñar y casi acto
continuo logró dormir un trecho razonable del día. Las raras veces que soñó
durante ese período, no reparó en los sueños. Para reanudar la tarea, esperó
que el disco de la luna fuera perfecto. Luego, en la tarde, se purificó en las
aguas del río, adoró los dioses planetarios, pronunció las sílabas lícitas de
un nombre poderoso y durmió. Casi inmediatamente, soñó con un corazón que latía
Borges
ha descripto en este fragmento el
minucioso proceso de la escritura.
Recordemos
las referencias de Borges donde dice que él nunca ha salido del jardín y de la
biblioteca de la infancia, estas ruinas que seguramente insinúan el primitivo jardín de la creación, el jardín
del Edén es una clara alusión al Génesis y dice:
"Los demiurgos amasan un
rojo Adán que no logra ponerse de pié; tan inhábil y rudo y elemental como ese
Adán de polvo era ese Adán de sueño que las noches del mago habían fabricado".
Borges habla del fracaso, es el fracaso de
escritor que pretende que sus personajes cobren vida, pero aún así intenta planear esquemas humanos, aunque le conste que son provisorios.
En el
poema Luna del libro El Hacedor Borges habla
del paraíso y dice:
Pensaba que el poeta es aquel
hombre /Que, como el rojo Adán del Paraíso, /Impone en cada cosa su preciso/ Y
verdadero y no sabido nombre.
Borges
emplea reiteradamente algunos conceptos de la Cábala en sus cuentos, como una manera de
interpretar el universo. En Las Ruinas
Circulares hay diversas alusiones de un evidente valor simbólico La Cábala intenta descifrar el sentido profundo de las palabras de la Biblia en busca de la revelación.
El
cuento nos habla de la noche catorce y dice: En la noche catorcena lo soñó integro. El
número catorce en la cábala es símbolo
de construcción y destrucción, es la suma de 7 más 7 = Eternidad y el 7 representa el Nétsaj
es decir: el sentimiento y las energías emocionales. La Victoria de la Vida sobre la Muerte.
La
idea del rojo Adán deriva de la palabra hebrea Adam, de adamá: tierra y
adom: rojo, son elementos de la Cábala.
Según la Cábala
el camino a la autorrealización se
realiza por el ascenso que el Iniciado efectúa a través del Árbol de la Vida o el manejo de los
poderes en el Árbol Sephirótico, puede ser por dos Senderos o formas: El
Sendero de la Iniciación y El Sendero de la Iluminación
En este camino de la iniciación y
la iluminación , en Las Ruinas Circulares, vemos claramente a Borges en su lucha por
lograr su obra literaria , es el hombre que se desvela , que sueña sus tramas sus
personajes , que trata de infundirles vida y
esto se logra a través de días y días de insomnio( Borges sufría de insomnio)
de arduas lecturas , de dudas , de fracasos y pequeñas victorias.
El
cuento nos revela el esfuerzo del hombre
creador, el escritor, el poeta que lucha
denodadamente con su imaginación para lograr dar vida y realidad
a sus personajes pero descubre que sólo son apariencia y sueño, al igual que él.
EL ALEPH
En el
cuento El Aleph del año 1949. Borges, que es a la vez autor y personaje, ve el Aleph en el sótano de una casa..Es una visión micro
cósmica y, como el Aleph de los cabalistas contiene el universo. Puesto a describir esa
imagen infinita, Borges plantea una de las limitaciones esenciales de la
literatura respecto a la realidad: el carácter sucesivo del lenguaje, frente a
la simultaneidad de la realidad
Dice Borges
en el cuento el Aleph :
Arribo, ahora, al inefable centro de mi
relato; empieza, aquí, mi desesperación de escritor. Todo lenguaje es un
alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores
comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa
memoria apenas abarca? Los místicos, en análogo trance, prodigan los emblemas ….y
agrega Borges…Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen
equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad.
Por lo demás, el problema central es irresoluble: la enumeración, siquiera
parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones
de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto,
sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo:
lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es.
Beatriz Sarlo dice: La descripción del Aleph es una de las situaciones
filosófico-narrativas más interesantes en toda la obra de Borges: la estructura
en abismo que sugiere un dilema filosófico: si contiene todo espacio y todo
tiempo, entonces debe contenerse a sí mismo, pero, si se contiene a sí mismo,
debe contener otro Aleph que contiene también todo, incluido otro Aleph, y así
sucesivamente .Esto obliga a preguntarse
sobre la ilusión perceptiva ¿se puede
captar el infinito por los sentidos? y sobre la paradoja ¿cómo un infinito
contiene a otro infinito? ¿Se puede
captar con la escritura?
Suelo decir que Borges es un niño que juega con nosotros los lectores
.El aspecto lúdico de su obra se plantea desde un formato rizomático e indicial,
la estructura de sus textos que suelen
apoyarse en paradojas deja al lector
frente al asombro y la sorpresa.
Borges
a través de referencias o indicios encriptados,
nos permite penetrar en ese universo laberíntico y encontrar las claves que nos
remontan a diversos temas y planteos que
van más allá de la historia que ofrecen sus textos.
GOLEM
En
el poema El Golem, basado en la leyenda del mismo nombre, incluido en el libro titulado El Otro, El Mismo de 1964,
al igual que en Las Ruinas Circulares
el autor se plantea el enigma y
el desafío de la creación. En el prólogo a esta obra Borges nos anticipa esa similitud:
En
Lubbock, al borde del desierto, una alta muchacha me preguntó si al escribir El
Golem, yo no había intentado una variación de Las ruinas circulares; le
respondí que había tenido que atravesar todo el continente para recibir esa
revelación, que era verdadera. Ambas composiciones, por lo demás, tienen sus
diferencias; el soñador soñado está en una, la relación de la divinidad con el
hombre y acaso la del poeta con la obra, en la que después redacté.
El
Golem es un extenso poema que tiene un hilo narrativo, cuenta la historia del
Golem y su creador Judá León el rabino
de Praga. El tema está basado en la
Cábala de al igual que Las Ruinas
Circulares, allí parte la similitud
temática de ambas obras. El
ámbito donde se desarrollan los acontecimientos en el poema es la sinagoga en
el ghetto judío , también un ámbito cerrado..El tema del poema se basa en una
antigua leyenda hebrea que cuenta que el
rabino Low mediante el estudio de las escrituras sagradas y a través de la
cábala creyó descifrar la palabra que Yahvé utilizó para
dar el don de la vida, pero de su creación surge el Golem, un ser imperfecto privado incluso del don de
la palabra.
Borges
confiesa haber leído esta leyenda en su
juventud en suiza, en 1971, dice
en una entrevista con Jaime Alazraki:
el primer libro que yo leí en alemán, cuando yo estudié alemán solo, hacia 1916, fue la novela El Gólem de Gustav Meyrink de 1915 Y por eso después escribí el poema “El Gólem”.
el primer libro que yo leí en alemán, cuando yo estudié alemán solo, hacia 1916, fue la novela El Gólem de Gustav Meyrink de 1915 Y por eso después escribí el poema “El Gólem”.
Borges
comienza su poema con una clara alusión
a Crátilo el filósofo griego de finales del siglo V a. C.
Si
(como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.
Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.
Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.
Borges se refiere al diálogo de Platón del año 360 a.C, donde
figura Sócrates como árbitro en la discusión sobre el lenguaje entre Crátilo y Hermógenes, El Crátilo es una de las primeras
obras filosóficas de la Antigua Grecia en tratar materias etimológicas
y lingüísticas.
Crátilo
sostiene la concepción presocrática de que la palabra contiene
ciertos sonidos que expresan la esencia de lo nombrado. Así, dice «El que
conoce los nombres conoce también las cosas».
Dice Xavier Laborda Gil (Universidad de
Barcelona): El diálogo platónico Crátilo, ocupa un lugar destacado en la historia de la lingüística como antecedente de la teoría del signo lingüístico. En un
pasaje que aparece al final del diálogo Platónico se plantea con claridad el asunto:
Sócrates: —Pero dime a continuación
todavía una cosa: ¿Cuál es, para nosotros, la función que tiene los
nombres y cuál decimos que es su hermoso resultado?
Crátilo: —Creo que enseñar, Sócrates. Y
esto es muy simple: el que conoce los nombres conoce también las cosas.
Estas
palabras delimitan el último episodio del debate y su razón última. La
razón es discernir la capacidad de los
nombres para conocer la realidad a través del lenguaje
La relación que hace Borges entre el
platonismo y el desarrollo del poema que tendrá que ver con la Cábala no es
inapropiado ya que la doctrina de los arquetipos influyó en la cábala española y alemana
y recibió el nombre de demuth en su versión hebrea.
La leyenda
del Golem cuenta
que el rabino en Praga buscó por mucho tiempo el
nombre secreto de Dios hasta que, creyendo encontrarlo, amasó un hombre del
mismo modo que el primer Adán y luego escribió en su frente la palabra Emet,
que significa verdad. Al no insuflarle el aliento divino este ser quedó
reducido a solo un cuerpo que como dice Borges en el poema “barría bien o mal
la sinagoga”. En la leyenda el rabino se da cuenta de su error y mata al
“golem” sacándole la letra alef, con la que comienza la palabra emet para que
quedara así formada la palabra met que significa muerte.
El corpus del poema pone de manifiesto el poder de la palabra y su origen Bíblico. Y dice:
Y,
hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.
Adán y
las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.
Nos
preguntamos ¿Qué supo Adán y las estrellas? Supo el Nombre ,acaso el Verbo
creador pero, dice el poema el hombre lo
ha perdido, su obra es imperfecta.
Tal
vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.
Con
el rabí de Praga de “El Golem” se podría comparar al mago, al individuo
taciturno que venía del sur en “Las ruinas Circulares”. Llegó al recinto
circular que había sido el templo del dios del fuego y allí se dispuso a la
tarea de crear un hombre.
Y dice
luego
Los demiurgos amasan un rojo Adán que no
logra ponerse de pié; tan inhábil y rudo y elemental como ese Adán de polvo era
ese Adán de sueño que las noches del mago habían fabricado.
Esta historia, similar a la del
Golem, indica que de alguna manera será frustrada esta idea de crear o imaginar
una creación.
Borges, es también el creador, es el mago, el cabalista que a través de sus sueños y su palabra, crea
personajes que viven una vida de ficción, pero también el mismo Borges ha sido
creado por otro, es decir que él también es ficción.
Esta
es tal vez la clave del poema, el oficio del poeta, del creador que como el
rabino de Praga crea a través de la
palabra otras realidades y siempre está
en la búsqueda del nombre justo para cada cosa, en la búsqueda de la palabra
adecuada. Pero dice Borges en el Golem
Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.
A
través del rabino de Praga, se plantea las
ambiciones del ser humano , el
desafío de ser como un dios, ser un
creador de otro universo y en él al hombre y dice:
Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,
la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.
Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,
la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.
Borges,
desafía al lector y nos induce a
descifrar estas palabras simbólicas
encriptadas en el corpus del poema la
Clave, la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
Entonces la estrofa el poema podría leerse así: cuando el hombre posee la clave que nos permitirá el acceso a la verdad, es decir cuando sabe quién es, conoce su verdadero nombre, o el nombre verdadero para cada cosa , se descubre creador y encuentra la Puerta , el paso de la realidad a la ficción. El Eco es la palabra ficcional del lenguaje literario, palabra que como dice Borges solo puede “aludir” pero no aprehender la realidad. El huésped es el personaje creado es decir, el Golem. El palacio es el ámbito donde se desarrolla el mundo creado es una metáfora del universo
Entonces la estrofa el poema podría leerse así: cuando el hombre posee la clave que nos permitirá el acceso a la verdad, es decir cuando sabe quién es, conoce su verdadero nombre, o el nombre verdadero para cada cosa , se descubre creador y encuentra la Puerta , el paso de la realidad a la ficción. El Eco es la palabra ficcional del lenguaje literario, palabra que como dice Borges solo puede “aludir” pero no aprehender la realidad. El huésped es el personaje creado es decir, el Golem. El palacio es el ámbito donde se desarrolla el mundo creado es una metáfora del universo
Borges se refiere así a la creación humana, al acto creador del poeta, del
escritor como un pequeño dios que fabrica mundos y seres que son copia de la realidad pero copias
imperfectas, que fracasan en su intento de ser hombres de verdad.
El
arte es un espejo que refleja la
realidad, pero no es la realidad. Entonces
el poeta como dice en el poema:
Gradualmente
se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.
El poeta está atrapado en el fluir del tiempo, es el desafío del creador literario. El poeta
, el narrador se encuentran atrapados por las diferentes dimensiones espacio/temporales , enigma problema irresoluble en todo acto de
crear ficciones. Así también el ser humano se encuentra atrapado por el
tiempo que es, como afirma Borges, la materia de que estamos hechos.
El
rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?'
y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?'
'¿Por
qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?'
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?'
Borges se cuestiona a sí mismo, cuestiona su propia
obra y dice: no me jacto de los libros
que he escrito sino de lo que he leído y se pregunta :
¿Él hombre creado por Dios es también un golem
imperfecto? Y dice
En
la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?
Borges,
el creador, se devela en este laberinto donde el lenguaje le es insuficiente,
donde su arte le es insuficiente, donde sueña
sus personajes, trama su obra, pero en
su búsqueda de la perfección queda en él un sentimiento de incompletud, de la falta.
Siempre la
ficción es un ENIGMA
Paradójica
lamentación de quien, como Borges, ha cosechado reconocimientos en todo el
mundo por los valores de su obra. Pero inscribimos esta queja en la tradicional
actitud del poeta que solo dispone del precario instrumento del lenguaje para
expresarse. Del poeta que busca , incesante, la magnífica revelación de la
belleza.
Dice
en su poema Mateo XXV: 30 que se refiere
a la parábola del Evangelio que habla de los talentos.
Todo eso te fue dado, y también
El antiguo alimento de los héroes:
La falsía, la derrota, la humillación.
En vano te hemos prodigado el océano,
En vano el sol, que vieron los maravillados ojos de Whitman;
Has gastado los años y te han gastado,
Y todavía no has escrito el poema.
Todo eso te fue dado, y también
El antiguo alimento de los héroes:
La falsía, la derrota, la humillación.
En vano te hemos prodigado el océano,
En vano el sol, que vieron los maravillados ojos de Whitman;
Has gastado los años y te han gastado,
Y todavía no has escrito el poema.
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BORGES Y EL ENIGMA DE LA FICCIÓN
HUELLAS DE LECTURA DEL MARTÍN FIERRO
EN BORGES
( Conferencia dictada en el Simposio del ILCH en Buenos Aires 2015)
Lic Leonor Mauvecin
Que otros se jacten de las páginas que han
escrito; a mí me enorgullecen las que he leído, con esta conocida frase de
Borges, podemos comenzar este trabajo sobre las huellas del Martín Fierro en la
narrativa de Jorge Luis Borges.
En un artículo del
diario La Nación del escritor Fernando Sorrentino titulado Martín Fierro,
un mito fundador se lee:
Con alguna frecuencia se oye decir y-lo que es aún peor- se ve escrito que "a Borges no le gustaba el Martín Fierro". Es probable que quienes emiten ese juicio no hayan prestado a las palabras de Borges la atención que siempre merece el mayúsculo escritor. Es necesario distinguir cuidadosamente entre las reservas que Borges tiene hacia el personaje Martín Fierro y la devoción que siente hacia la obra literaria Martín Fierro
Con alguna frecuencia se oye decir y-lo que es aún peor- se ve escrito que "a Borges no le gustaba el Martín Fierro". Es probable que quienes emiten ese juicio no hayan prestado a las palabras de Borges la atención que siempre merece el mayúsculo escritor. Es necesario distinguir cuidadosamente entre las reservas que Borges tiene hacia el personaje Martín Fierro y la devoción que siente hacia la obra literaria Martín Fierro
Cuenta
la biografía que desde niño Borges leía el Martín Fierro.Cuenta también su
biografía que Borges conocía de memoria largos párrafos de esta obra. Y en un
cuento de su libro el Aleph de 1960 lo considera un libro insigne.
Ya
muy joven a sus 33 años en el
artículo" La poesía gauchesca"
de Discusión del año 1932
analiza al Martin Fierro. Vuelve a escribir sobre éste en el ensayo El "Martín Fierro" y
en los dos libros de Poesía gauchesca que en 1955, escribe con Adolfo Bioy
Casares para el Fondo de Cultura Económica de México .Luego en su libro El
hacedor de 1960 incluye una breve prosa titulada "Martín Fierro" y deberíamos
consignar los prólogos como el de 1968 y la posdata que le agrega en 1974 donde
afirma que El Martín Fierro es un libro muy bien escrito y muy mal leído.
Puede convenirse que toda la obra
borgesiana se inscribe bajo el signo de la interrogación, de la
problematización permanente de las
concepciones establecidas del mundo y el hombre, del lenguaje y la literatura
Así como lector, Borges pone en litigio los
preconceptos culturales que se instalan en el ideario social a partir de una
visión nacionalista impuesta por Leopoldo Lugones y Ricardo Rojas, donde el
personaje Martín Fierro es visto como héroe y no como la víctima de una
sociedad injusta que lo arrastra al delito
y lo convierte en un asesino y
desertor .Visión, la de Borges, avalada
por el propio José Hernández en el prólogo a la primera edición de la obra.
Dice Borges "Toda lectura implica una
colaboración y casi una complicidad.
Agrega Beatriz Sarlo: Como sea, Martín Fierro es una de sus
obsesiones: ya en 1926, debatiendo el futuro literario del
"arrabalero", indicó que se necesitaría que "otro don José
Hernández nos escriba la epopeya del compadraje"; y, en 1960, siguió
afirmando la centralidad estética del Martín Fierro; y haciendo
referencia a José Hernández escribe:
"en una pieza de hotel, hacia mil ochocientos sesenta y
tantos, un hombre soñó una pelea. (…)Esto que fue una vez vuelve a ser,
infinitamente; los visibles ejércitos se fueron y queda un pobre duelo a
cuchillo; el sueño de uno es parte de la memoria de todos".
Esta visión de eternidad es la que Borges le confiere al Marín Fierro, como a toda obra
clásica, porque para él un clásico es
una obra que se escribe de una vez para siempre.
Las huellas de esta obra
gauchesca no quedan solo en sus
comentarios críticos, sino que
Borges hace una lectura a contrapelo
de sus anteriores interpretaciones e introduce
personajes del Martín Fierro en dos de sus cuentos El Fin publicado
en su libro Ficciones en 1944 y
"Biografía de Tadeo Isidoro Cruz" de El Aleph 1949
Borges admira el poema gauchesco de José Hernández pero al
mismo tiempo ve más allá de las meras
circunstancias y ofrece una mirada que
completa y universaliza los sucesos del libro original. Harold Bloom dice: "Un poeta 'completa' antitéticamente a su
precursor, leyendo el poema padre de modo tal que se retienen sus términos pero
se los hace significar de modo diferente, como si el precursor no hubiera
podido ir lo suficientemente lejos”
Borges emplea en estos dos cuentos lo que llamamos
intertexto concepto formulado inicialmente por Mijaíl Bajtín que habla sobre el
carácter dialógico que tiene todo texto con sus antecesores .Todo emisor ha
sido receptor de muchos otros textos que tiene en su memoria y En 1967, Julia Kristeva publicó un artículo (Bajtín,
la palabra, el diálogo y la novela) En ese trabajo empleó el término intertextualidad por primera
vez y dice:
todo texto se construye como un mosaico de citas, todo texto
es absorción y transformación de otro texto.
El hecho de haber realizado una muy buena lectura del Martín
Fierro le permite a Borges mostrar en el
cuento a partir de sucesos que si bien no figuran en la obra original la
completan e iluminan sentidos más profundos que permanecían ocultos.
Dice
Borges en la Posdata agregada a
Artificios en 1956:
(En el cuento) El Fin
(...) nada o casi nada es invención mía (...) todo lo que hay en él está
implícito en un libro famoso y yo he sido el primero en desentrañarlo o, por lo
menos, en declararlo.
Para comprender
cabalmente el cuento El Fin
deberemos revisar el poema gauchesco. Leemos
que en la primera parte, Martín Fierro
ha matado a un negro injustamente y ha huido de la justicia hacia
las tolderías donde permanece cinco años. A la vuelta encuentra en una pulpería a sus hijos y en
ese marco aparece el Moreno, que se revela hermano del negro muerto y que
intenta hacer justicia a través del
duelo verbal, no a cuchillo, entonces lo
desafía a una payada, lo hace por
respeto a los hijos de Fierro. Sale vencedor Martín Fierro y luego da consejos a sus hijos y parte con ellos y a poco andar se separan cada uno a los cuatro vientos
En el
cuento El fin Borges pone fin a la historia del libro original y nos
narra la muerte del personaje Martín Fierro a manos del Moreno, que como
justiciero busca vengar la muerte de su hermano.
En el final del poema Martín
Fierro dice aventurando la idea de su muerte:
Y si la vida me falta,
ténganlo todos por cierto,
que el gaucho, hasta en el desierto
sentirá, en tal ocasión,
tristeza en el corazón
al saber que yo estoy muerto.
En el cuento borgiano aparece tanto el espacio- tiempo es decir la época y la pulpería, como los personajes:
Marín Fierro y el Moreno, personajes que descubrimos como tales, recién casi al final del cuento, deparándonos la
sorpresa de establecer la relación con la obra original. Si nos adentramos en la comparación de ambos
textos vemos que Borges ha sido fiel a muchos otros datos que surgen del poema,
como ser la mención de la payada y es de
ella donde saca la conclusión que dará
lugar a este segundo encuentro, que no figura en la obra original pero que a
partir de una muy buena lectura vemos que
está ampliamente sugerido, de estos indicios se vale Borges para construir su relato:
Y ya que nos conocemos,
Basta de conversación;
Para encontrar la ocasión
No tienen que darse priesa;
Ya conozco yo que empieza
Otra clase de junción.
Basta de conversación;
Para encontrar la ocasión
No tienen que darse priesa;
Ya conozco yo que empieza
Otra clase de junción.
Yo no sé lo que vendrá;
Tampoco soy adivino;
pero firme en mi camino
Hasta el fin he de seguir:
Todos tienen que cumplir
Con la ley de su destino.
Tampoco soy adivino;
pero firme en mi camino
Hasta el fin he de seguir:
Todos tienen que cumplir
Con la ley de su destino.
La estrofas hablan de “otra clase de Junción” y la idea de seguir
hasta el fin y cumplir con el destino.La tensión en el
contrapunto de la payada se resuelve con la respuesta de Fierro que
resulta ganador ocasional, pero queda latente una segunda oportunidad, que se
manifiesta claramente en las dos estrofas señaladas, para que se resuelva con justicia
la deuda pendiente. Borges retoma la historia desde este punto y decide
completar el desafío no en una payada,
sino un duelo a cuchillo y surge el
encuentro que se lleva a cabo en el cuento borgiano.
La aceptación del destino que se manifiesta en el Martín Fierro también se repite en el cuento dice Patricio Eufraccio de la Universidad Nacional
Autónoma de México:
Durante
los instantes en que transcurre la pelea, Fierro y el Negro son la encarnación
de las fuerzas del Destino, las causas y los efectos todos, el aliento de lo
infinito(…) El
tema de "El fin" es el encuentro del hombre con su destino inexorable.
Cuando
el Negro
le dice: Ya sabía yo, señor, que
podía contar con usted. El lector reconoce en Fierro a un hombre que
responde a sus deudas. y también capaz de dar
buenos consejos a sus hijos: Les
di buenos consejos —declaró—, que nunca están de más y no cuestan nada. Les
dije, entre otras cosas, que el hombre no debe derramar la sangre del hombre. Esta
es
otra referencia directa al poema de Hernández, los consejos de
Martín Fierro a sus hijos suceden después
de la payada con el Moreno.
Martín Fierro se presenta como sabedor
de un destino infalible que
acepta con resignación. Acepta su culpa y el castigo merecido sin intentar
zafar de él. En él se cumple la visión fatalista que observamos muchas veces en la mirada
borgeana, donde nadie puede escapar a su destino.
Borges encuentra otro tema de
profunda raigambre filosófica en esta historia,
es la manifestación del doble. En todo hombre es posible visualizar un
intercambio de roles según las circunstancias que le ofrece el destino, así el cuento,
a diferencia del Martin Fierro, concluye con la igualación de los dos
personajes que Hernández ofrece diferentes. Se enfrentan a cuchillo Martin Fierro y el Moreno y el justiciero que sería el Moreno mata a
Martin Fierro
Dice el cuento:
En el primero no te fue mal. Lo
que pasó es que andabas ganoso de llegar al segundo.
Se alejaron un trecho de las casas, caminando a la par. Un lugar de la llanura era igual a otro y la luna resplandecía. De pronto se miraron, se detuvieron y el forastero se quitó las espuelas. Ya estaban con el poncho en el antebrazo, cuando el negro dijo:
—Una cosa quiero pedirle antes que nos trabemos. Que en este encuentro ponga todo su coraje y toda su maña, como en aquel otro de hace siete años, cuando mató a mi hermano.
Se alejaron un trecho de las casas, caminando a la par. Un lugar de la llanura era igual a otro y la luna resplandecía. De pronto se miraron, se detuvieron y el forastero se quitó las espuelas. Ya estaban con el poncho en el antebrazo, cuando el negro dijo:
—Una cosa quiero pedirle antes que nos trabemos. Que en este encuentro ponga todo su coraje y toda su maña, como en aquel otro de hace siete años, cuando mató a mi hermano.
Según
Marta Spagnuolo[1]
Borges eligió esa cifra de siete años porque ella le fue impuesta por el texto
del Poema. La pelea no ocurre siete años después de la Payada , sino al cumplirse
siete años desde que Fierro mató a un negro tras provocarlo injustamente,
ebrio, durante un baile, tal como se cuenta en el Canto VII de la Ida.
Borges revisa la cronología del
Poema, y en el canto XI de la Vuelta ,
Fierro hace el recuento de los años pasados desde que comenzaron sus
sufrimientos:
Y los he pasado ansí,
si en mi cuenta no me yerro:
tres años en la frontera,
dos como gaucho matrero,
y cinco allá entre los indios
hacen los diez que yo cuento. (1587-1592, p.132)
si en mi cuenta no me yerro:
tres años en la frontera,
dos como gaucho matrero,
y cinco allá entre los indios
hacen los diez que yo cuento. (1587-1592, p.132)
Dos como gaucho matrero y cinco en la frontera a
ellos se refiere el moreno en “El fin” cuando dice: “Me estoy acostumbrando a
esperar. He esperado siete años.” El Moreno pasó esos siete años buscando al
matador de su hermano. Los “siete años” son los transcurridos entre la muerte
del negro en la Ida
y la Payada
en la Vuelta, tiempo que transcurre en el poema Al final de la Payada en
el poema , dice que no ha venido sólo a payar sino a vengar a su hermano mayor
que “murió a manos de un pendenciero”, él mismo relata la busca, hasta ese
momento infructuosa y dice el Moreno en el poema:
Los nueve hermanos restantes
como güérfanos quedamos;
como güérfanos quedamos;
dende entonces lo lloramos
sin consuelo, créanmeló,
y al hombre que lo mató
nunca jamás lo encontramos. (XXX, 1439-1444, p. 210)
sin consuelo, créanmeló,
y al hombre que lo mató
nunca jamás lo encontramos. (XXX, 1439-1444, p. 210)
Martín Fierro dice en el cuento: “Una porción de días te hice
esperar”, y el Moreno agrega “he esperado siete años”. La “porción de días” es la que transcurre en el cuento mientras el Moreno
espera a Martín Fierro después de haber tenido la payada que sucedió en el libro original. Y lo espera
en la misma pulpería en la que payaron.
Una porción de días después de la payada. Una “porción de días”
lo suficientemente larga como para que el Moreno se hiciera parroquiano
habitual de la pulpería y lo suficientemente corta como para no alterar la
cifra de siete años.
A saber, después de
muerto el negro en la primera parte del poema, Fierro pasa dos años huyendo de
la justicia como gaucho matrero , luego se refugia en las tolderías y está allí cinco años, cuando vuelve encuentra a sus hijos en la pulpería,
sostiene la payada con el Moreno , da consejos a sus hijos , luego parte con
sus hijos y se separan cada uno “a los cuatro vientos” como dice el poema .
Borges se pregunta ¿qué pasó después? Entonces surge el final en el cuento borgiano
Martín Fierro hombre de palabra y acostumbrado a los
rigores del destino vuelve a la pulpería
“unos días después” sabe que el Moreno estará esperándolo para hacer justicia a la muerte
de su hermano.
En suma, Borges recurre a la expresión
“una porción de días” para no apartarse un milímetro del texto del Poema de
José Hernández .
Hay también
una correspondencia casi textual con los siguientes versos de José
Hernández:
Limpié el facón en los pastos
desaté mi redomón,
monté despacio y salí
al tranco pa el cañadón.
Limpié el facón en los pastos
desaté mi redomón,
monté despacio y salí
al tranco pa el cañadón.
El cuento de Borges dice: "Limpió el facón ensangrentado en el pasto y volvió a las casas con lentitud, sin mirar para atrás."
Aquí se registra una doble repetición: el moreno de El fin repite los gestos de Martín Fierro (que conocemos por el poema pero es ahora el Moreno quien los ejecuta y de esta manera se reafirma su destino de ser el otro; Borges reescribe las mismas palabras que José Hernández escribió
El cuento borgiano
transcurre sin que sepamos de quiénes está hablando, un personaje que no
aparece en la obra de Hernández, Recabarren, el pulpero, es el testigo de los acontecimientos. Unos
párrafos antes del final Borges nombra por primera vez a Martín Fierro y da a conocer al lector que todo el cuento es la continuación en
prosa del poema ilustre. Entonces descubrimos, con cierta sorpresa, que se trata de los personajes que conocemos por el otro libro y dice:
Acaso por primera vez en su diálogo, Martín Fierro oyó el odio. Su sangre lo sintió como un acicate. Se entreveraron y el acero filoso rayó y marcó la cara del negro.
Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música… Desde su catre, Recabarren vio el fin. Una embestida y el negro reculó, perdió pie, amagó un hachazo a la cara y se tendió en una puñalada profunda, que penetró en el vientre. Después vino otra que el pulpero no alcanzó a precisar y Fierro no se levantó. Inmóvil, el negro parecía vigilar su agonía laboriosa. Cumplida su tarea de justiciero, ahora era nadie. Mejor dicho era el otro: no tenía destino sobre la tierra y había matado a un hombre.
Acaso por primera vez en su diálogo, Martín Fierro oyó el odio. Su sangre lo sintió como un acicate. Se entreveraron y el acero filoso rayó y marcó la cara del negro.
Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música… Desde su catre, Recabarren vio el fin. Una embestida y el negro reculó, perdió pie, amagó un hachazo a la cara y se tendió en una puñalada profunda, que penetró en el vientre. Después vino otra que el pulpero no alcanzó a precisar y Fierro no se levantó. Inmóvil, el negro parecía vigilar su agonía laboriosa. Cumplida su tarea de justiciero, ahora era nadie. Mejor dicho era el otro: no tenía destino sobre la tierra y había matado a un hombre.
Este sería finalmente el verdadero tema del
cuento borgiano, la posibilidad en todo
hombre de convertirse en otro, es decir que Marín Fierro que aparece como el matador,
el asesino del negro, se convierte en la
víctima y el Moreno que sería el justiciero deviene en victimario, es decir en
el asesino.
También es una manifestación del doble la forma en que este cuento se refleja en El
Martín Fierro, se duplica el texto a partir de su continuación en este
otro que le da un final que según el
mismo Borges ya está incluido y previsto en el poema.
Borges como ya dije comentó que “el Martín Fierro es un libro muy bien
escrito y muy mal leído” (OC IV: 93). Por lo mismo para comprender
cabalmente el cuento, no solo debemos leer el Martín Fierro sino leerlo muy
bien, para reconocer los indicios a que alude Borges.
El cuento de Borges, sin desmedro de la
obra original , ha agregado un final a
la historia cantada en el Martín Fierro, final que se enriquece filosóficamente,
cuando, en las dos líneas últimas, plantea el tema existencial que todo hombre
puede ser o convertirse en otro según las circunstancias en el azar de la vida.
Dice: Cumplida su tarea de justiciero, ahora era
nadie. Mejor dicho era el otro: no tenía destino sobre la tierra y había matado
a un hombre.
Borges resume allí no
solo la temática de su cuento sino el tema fundamental del poema Martin Fierro,
donde un hombre signado por las injusticias
termina convertido en “otro” es decir en un gaucho matrero.
Creo
que Borges escribe sus cuentos no desde la anécdota, sino desde una idea o un concepto que aflora
en su mente, lo obsesiona y busca entonces
el argumento que le permita explicar o visualizar esa idea. Así es
probable que la idea de El Fin,
nace de una muy buena lectura del
Martín Fierro, y de este concepto filosófico que un hombre puede ser, o
convertirse en otro según sus acciones
en un momento crucial de su vida.
El
otro cuento en que Borges apela al Martín Fierro es Biografía de Tadeo Isidoro Cruz de El Aleph (1949) El
narrador que es el propio autor dice:
Mi propósito no es repetir su historia. De los días y
noches que la componen, sólo me interesa una noche; del resto no referiré sino
lo indispensable para que esa noche se entienda. La aventura consta en un libro
insigne; es decir, en un libro cuya materia puede ser todo para todos (1
Corintios 9:22), pues es capaz de casi inagotables repeticiones, versiones,
perversiones.
En este cuento Borges repite
de una manera diferente la misma idea metafísica que había planteado cinco años antes en El Fin. Borges reinventa
el personaje, incluso le pone Tadeo Isidoro al apellido Cruz pero transcribe algunos datos que figuran en
el poema gauchesco. Martín Fiero es
perseguido por la justicia por haber
matado al negro. Borges elige el momento crucial en que Cruz que dirige la
parida de soldados decide pasarse del
lado de Fierro y defenderlo en contra de
sus propios soldados. Cruz vio en Martin Fierro su propia cara como si este
fuera su espejo
Dice
Borges en su cuento: Lo
esperaba, secreta en el porvenir, una lúcida noche fundamental: la noche en que
por fin vio su propia cara, la noche que por fin oyó su nombre. Bien entendida,
esa noche agota su historia; mejor dicho, un instante de esa noche, un acto de
esa noche, porque los actos son nuestro símbolo.) Cualquier destino, por largo
y complicado que sea, consta en realidad de
un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es.
Es evidente que Borges no solo ha leído el Martín Fierro sino que lo ha leído
muy bien y descubre detrás de la
anécdota temas más profundos y universales que los que tradicionalmente se
atribuían al poema gauchesco. La idea, el pensamiento filosófico que anida en
la mente del autor encuentra el cauce en
la anécdota que ya fue escrita por José Hernández,
pero Borges hace honor a ella y descubre, a partir de una mirada lúcida nuevos
sentidos que nos permiten leer la obra clásica en una dimensión enriquecida.
Leonor Mauvecin
[1] Marta
Spagnuolo 2005 Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de
Madrid
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