viernes, 11 de mayo de 2018


EL ALEPH Y SUS LABERINTOS
(Conferencia dictada en el Simposio del ILCH en la universidad de Playa Ancha Chile)
Lic Leonor Mauvecin  
                 El Marco en que se inscribe esta ponencia son las Contaminaciones entre distintos universos escriturarios: La intertextualidad, el discurso del amor, la paradoja y la sátira e ironía en Borges.
      Intentaré enumerar alguna de las claves de la escritura y el pensamiento borgiano a través del Aleph , uno de sus cuentos más conocidos  escrito en 1945y publicado por primera vez en la revista Sur , y que nos permite  acercarnos a comprender el Enigma que encierra la construcción literaria de Jorge Luis Borges
     Si bien el cuento admite una lectura lineal,  a medida que el lector se adentra en la obra  se encuentra con un laberinto de sentidos que permiten diferentes búsquedas y diferentes interpretaciones
     Borges ha dicho que el hecho estético “Empieza por una suerte de revelación  Y asume su oficio de revelador de objetos escondidos. Lo insólito y lo extraordinario en Borges, trasciende la anécdota y se involucra en la metáfora. En esa metáfora que genera otra metáfora y otra y así infinitamente.
     Según la acepción del término propuesta por Gilles Deleuze y Félix Guattari la obra de Borges  tiene una concepción rizomática pues sus textos son hiper textuales  y laberínticos, abordan diferentes estadios  provocando numerosas conexiones  y ramificaciones, trabaja con la paradoja planteando la duda sobre las certezas. A partir de esta mirada abordaremos el cuento El Aleph y observaremos tres hilos narrativos:
     A) La historia de la veneración de "Borges" por Beatriz Viterbo que nos permite reconocer la intertextualidad y el discurso del amor
      B) La rivalidad literaria entre "Borges" y el personaje Carlos Argentino Daneri. Donde se manifiesta la sátira y la ironía
     C) El Aleph propiamente dicho donde  la paradoja nos acerca al enigma del discurso literario

Comenzamos con La historia de la veneración de "Borges" por Beatriz Viterbo:
     En el cuento la voz del narrador se identifica con la del autor y la del protagonista, que se presenta como el propio  Borges y dice ante una serie de fotografías que observa en la casa de Beatriz Viterbo: "Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges." Con esta estrategia, Borges confronta al lector con una representación de sí mismo, el autor y el personaje se identifican,  se sugiere  la indefinición de los márgenes entre lo real y lo ficticio.  Beatriz Elena Viterbo ha muerto, Borges la recuerda y visita su casa  donde se encuentra con Carlos Argentino Daneri, también escritor y  antiguo competidor en relación con Beatriz.
     Esta historia de amor que se manifiesta en la ficción  es, probablemente, el reflejo del gran amor frustrado de Borges por Estela Canto, a la que él le obsequia el manuscrito del cuento         
     Estela Canto no ha muerto, pero lo ha rechazado, y el traslada esa pérdida  a la ficción. En el comienzo de la historia nos da el indicio cuando menciona  la Plaza Constitución  que era  el lugar donde efectivamente se encontraba con Estela Canto y dice en el cuento:

                 La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita. Cambiará el universo pero yo no, pensé con melancólica vanidad; alguna vez, lo sé, mi vana devoción la había exasperado; muerta, yo podía consagrarme a su memoria, sin esperanza, pero también sin humillación.

     Estela Canto publica en 1989 Borges a contraluz .biografía del escritor donde además de contar la relación que tuvo con ella, publica sus cartas.
     En  la última carta a ese amor que no le es correspondido dice Borges:
 Querida Estela:
Te debo las mejores y quizá las peores horas de mi vida y eso es un vínculo que no puede romperse. Además, te quiero mucho.
Estela, Estela, quiero estar contigo, quiero estar silenciosamente contigo. Ojalá no faltes hoy a Constitución.
Georgie.
                 (Si es un efecto de tu cortesía o de tu piedad..., no puedo decentemente aceptarlo.
Amar o incluso salvar a un ser humano es un trabajo de todo el tiempo, y creo que no puede ser exitoso si se realiza en momentos perdidos.)
     “Esas fueron las últimas líneas que escribió Borges para quien fue su "amiga íntima" durante unos 7 años... En  ella  se inspiró el cuento El Aleph en una carta fechada un lunes ”, [1]Borges le dice:
                 No te he agradecido aún la alegría que tu carta me dio. Esta semana concluiré el
borrador de la historia que me gustaría dedicarte: la de un lugar (en la calle Brasil) donde están todos los lugares del mundo. Tengo otro objeto semimágico para ti, una especie de calidoscopio.
                 Son varias las cartas donde insiste en la existencia de este cuento dedicado a la mujer que ama, leo un fragmento de otra:
                 Ya siento el dolor corporal de estar separado de ti por ríos, por ciudades, por matas de hierba, por circunstancias, por los días y las noches.
                 Éstas son, lo prometo, las últimas líneas que me permitiré en este sentido; no volveré a entregarme a la piedad por mí mismo. Querido amor, te amo; te deseo toda la dicha; un vasto, complejo y entretejido futuro de felicidad yace ante nosotros. Escribo como algún horrible poeta prosista; no me atrevo a releer esta lamentable tarjeta postal
Estela, Estela Canto, cuando leas esto estaré terminando el cuento que te prometí, el primero de una larga serie. Tuyo. Georgie
     Nótese la repetición del nombre “Estela, Estela canto.  En la otra carta citada dice:   Estela, Estela, quiero estar contigo. Esta repetición nos recuerda el momento en que el personaje de Aleph  que es el mismo  Borges  dice:  
                 -Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges.
     También  esa frase que dice en su carta: Ya siento el dolor corporal de estar separado de ti
Nos recuerda aquel hermoso poema El amenazado publicado en El oro de los tigres de 1972 y termina diciendo:
El nombre de una mujer me delata
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

      “Estela Canto, la novelista, cuentista y traductora que publicó al menos catorce  libros y gravitó en puntos neurálgicos del siglo XX como la revista Sur con Victoria Ocampo y Borges o un matutino del Partido Comunista con Andrés Rivera y Juan Gelman. Ella era frontal, rebelde, poco convencional, con libertad sexual. Era morena, de ojos grandes y negros, delgada. Los que la conocieron afirman que todos se enamoraban de ella”.[2]
     Borges decía que uno siempre escribe de sí mismo aunque parezca ficcional, así  lo  afirma en su poema Arte poética:
A veces en las tardes una cara 
nos mira desde el fondo de un espejo; 
el arte debe ser como ese espejo 
que nos revela nuestra propia cara. 
     El Aleph refleja de alguna manera  la frustrada relación amorosa con  esa mujer especial que además, entre sus encantos, gustaba de Bernad Shaw que fue unos de los primeros temas que motivaron sus encuentros. Comenta Estela Canto:
─La sonrisa de la Gioconda y los movimientos de un caballito de ajedrez ─le dijo, en inglés─. Es la primera vez que encuentro una mujer a quien le gusta Bernard Shaw. ¡Qué extraño!
     La elección del nombre Beatriz, en el cuento,  no es inocente, Estela Canto comentó en una entrevista que  Borges, en su trato íntimo,  alegaba ser  Dante y que ella era Beatriz, la musa de La vita nuova y de su obra máxima, la Divina comedia.   Eso explica  la  conexión intertextual con esa obra de Dante Alighieri. Volviendo a esa relación intertextual  notamos   que el nombre  Daneri puede ser una alusión a Dante  si observamos que se puede deducir una construcción cifrada: Dan-te Alighi-eri igual a Daneri. En la obra clásica, como Borges en el Aleph,  Dante es narrador y personaje  de su obra. Daneri en el cuento es el Dante al que Borges le disputa el amor de Beatriz.
     Beatriz es la mujer que guía a Dante a lo largo del Paraíso  y es el personaje añorado en el cuento el Aleph. Si buscamos una posible interpretación en hechos extra-literarios, podemos ver en Beatriz el ideal de belleza  al que aspira tanto el Dante como Borges, ideal platónico inalcanzable y huidizo, que coquetea con ambos. Se sabe que esta mujer, aunque ausente, fue su  inspiración durante la escritura de la Divina Comedia y podemos inferir que  Estela Canto  es la mujer que le inspira este magnífico  cuento a Borges.
     Respecto a esta relación, Borges escribió en su artículo La última sonrisa de Beatriz [3] :
    
                 Yo sospecho que Dante edificó el mejor libro que la literatura ha alcanzado para intercalar algunos encuentros con la irrecuperable Beatriz. Mejor dicho, los círculos del castigo y el Purgatorio austral y los nueve círculos concéntricos y Francesca y la sirena y el Grifo y Bertrand de Born son intercalaciones; una sonrisa y una voz, que él sabe perdidas, son lo fundamental. En el principio de la Vita nuova se lee que alguna vez enumeró en una epístola sesenta nombres de mujer para deslizar entre ellos, secreto, el nombre de Beatriz. Pienso que en la Comedia repitió ese melancólico juego.
    
     ¿Podríamos inferir en el cuento el Aleph, tal vez uno de los mejores cuentos, que   entre otros temas como ser la soberbia del escritor, las críticas a un estilo de escritura farragoso y recargado, las disputas por el canon, el enfrentamiento del hombre con el infinito, Borges desliza también el nombre de su amada, para rescatar una sonrisa y una voz, que él sabe perdidas,  oculto detrás de Beatriz la imagen de la mujer perdida e inalcanzable en la literatura clásica ?
     Beatriz  es en el Aleph el personaje de una historia de amor frustrado por la muerte, pero este hecho, esta ausencia,  le permite al personaje  idealizarla y amarla sin límites justamente por ser inalcanzable  y etérea. En ella se hace notar una tensión entre la sacralización y detención temporal, y el cambio inevitable que traen el tiempo y el olvido.
     Podemos aventurarnos a afirmar  que Beatriz es Estela Canto y  esa relación es el laberinto  que se ve claramente en las diferentes fotografías que hay en el salón de la casa que representan los diferentes avatares de una vida, fotos que Borges también tenía y se conservan acompañado por Estela Canto
     Pero una vida no puede atraparse con las palabras, la realidad siempre nos elude a la hora  de intentar describirla y esto lleva a Borges a plantear el otro hilo narrativo que conforma el cuento:
                 La rivalidad literaria entre "Borges" y el personaje Carlos Argentino Daneri.
      Si bien el texto refiere la angustia y la nostalgia ante el fracaso amoroso, también  registra la intención de satirizar un tipo de  estilo narrativo que se apoya en un nacionalismo exacerbado,  una intención enciclopédica y realista que pretende infructuosamente  atrapar la realidad.
     El personaje Carlos Argentino Daneri  también es  escritor y rivaliza tanto en la literatura como en el amor por Beatriz y su voz  aparece como exagerada y cursi con un pedantesco fárrago de palabras  donde el universo quiere ser retratado empleando todo tipo de figuras y referencias. Nos atrevemos a sugerir la posibilidad que Daneri  sea también el otro yo de Borges, su doble, ese enamorado  que se permite usar un lenguaje  afectado en esas cartas dirigidas a la mujer de sus sueños, lenguaje del que el mismo autor se avergüenza y lo vemos en esa carta ya citada  que dice: Escribo como algún horrible poeta prosista; no me atrevo a releer esta lamentable tarjeta postal
     Borges enfrenta  aquí dos  horizontes valorativos y dos concepciones del arte de narrar .En su conferencia El credo del poeta  dice:
                 Ahora he llegado a la conclusión (y esta conclusión puede parecer triste) de que ya no creo en la expresión. Sólo creo en la alusión. Después de todo, ¿qué son las palabras? Las palabras son símbolos para recuerdos compartidos. Pienso que sólo podemos aludir, sólo podemos intentar que el lector imagine. Al lector, si es lo bastante despierto, puede bastarle nuestra simple alusión.

     Borges nos dice que la  realidad siempre será elusiva y es allí donde aparece el otro tema del cuento  que es la intención de satirizar el resultado del premio Nacional de 1942 y  la fina  ironía borgeana traspasa así  todo el relato. A través de un texto suplementario, al pie de página,  recurso no habitual en los cuentos, pero que Borges  usa, reiteradamente,  para dar verosimilitud a la historia, se nos informa que Carlos A Daneri obtuvo el segundo premio nacional de literatura.
     Para entender este aspecto del cuento es interesante la opinión de María del Carmen Marengo  en su trabajo Premio Nacional de 1942: Batallas por el canon  En 1942 se otorga el premio Nacional de literatura  al doctor Eduardo Acevedo  Díaz por Cancha Larga  El segundo premio a: Un lancero de Facundo de  César Carrizo,  y el tercer premio a El Patio de la noche de Pablo Rojas Paz. Esto tuvo gran resonancia especialmente en la revista Nosotros y la revista Sur  en su número  94 se ocupó de desagraviar a Borges que había presentado sin ser reconocido nada menos que El jardín de los senderos que se bifurcan.
     En ese momento Borges no hace comentarios, pero tres años después publicará en la revista Sur el cuento el Aleph donde parodia  esa situación.
     El análisis de  este enfrentamiento permite  reconocer el momento en que se reestructura  el campo intelectual y el canon de la literatura Argentina. Se desplaza el Nacionalismo y comienzan a avizorarse otras posibilidades  lejos del nativismo regionalista que posee la obra Cancha Larga de  Acevedo Díaz.  Borges dice irónicamente en su posdata:
     Huelga repetir lo ocurrido; Carlos Argentino Daneri recibió el Segundo Premio Nacional de Literatura. El primero fue otorgado al doctor Aita; el tercero, al doctor Mario Bonfanti; increíblemente, mi obra Los naipes del tahúr no logró un solo voto. ¡Una vez más, triunfaron la incomprensión y la envidia! Hace ya mucho tiempo que no consigo ver a Daneri; los diarios dicen que pronto nos dará otro volumen. Su afortunada pluma (no entorpecida ya por el Aleph) se ha consagrado a versificar los epítomes del doctor Acevedo Díaz.

     No olvidemos que es este autor Acevedo Díaz el que gana el concurso donde pierde Borges y un personaje de ficción como Daneri será el que trabajará sobre la obra de este autor real, nuevamente realidad y ficción se entrecruzan.
     La ironía es uno de los atributos de la literatura borgiana y en este cuento se destaca especialmente a partir de una velada crítica a ese tipo de  literatura recargada y pretenciosa.
     La historia del relato  nos permite ver en Borges al escritor  que juega con nosotros sus lectores  y emplea una trama de indicios que nos envuelven en un rizoma  donde diferentes aspectos y temas  aparentemente disímiles se unen y se  complementan.
     Es entonces cuando hacia el final del cuento Carlos Argentino Daneri lleva a Borges al encuentro del Aleph en el sótano de la calle Garay. La casa será demolida y Daneri se desespera porque afirma que su sótano contiene un Aleph  e invita a Borges  a que lo vea  .Borges sospecha que Daneri está loco, pero se deja conducir al sótano:
                
     Carlos entró poco después. Habló con sequedad; comprendí que no era capaz de otro pensamiento que de la perdición del Aleph.
-Una copita del seudo coñac -ordenó- y te zampuzarás en el sótano. Ya sabes, el decúbito dorsal es indispensable. También lo son la oscuridad, la inmovilidad, cierta acomodación ocular. Te acuestas en el piso de baldosas y fijas los ojos en el decimonono escalón de la pertinente escalera. Me voy, bajo la trampa y te quedas solo. Algún roedor te mete miedo ¡fácil empresa! A los pocos minutos ves el Aleph. ¡El microcosmo de alquimistas y cabalistas, nuestro concreto amigo proverbial, el multum in parvo!
Ya en el comedor, agregó:
-Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio… Baja; muy en breve podrás entablar un diálogo con todas las imágenes de Beatriz.

        Según AlazrakyBorges emplea un símbolo de rancia tradición en la doctrina mística de la Cábala. Los místicos judíos vieron el aleph - la primera letra del alfabeto hebreo - como la raíz espiritual de todas las letras y portadora, en su esencia, de todo el alfabeto y, por lo tanto, de todos los demás elementos del habla humana; el aleph sería, así, la primera letra del alfabeto y también todas las demás y todo lo que es dable expresar.
                 Borges, autor y personaje, ve el Aleph. Es una visión micro cósmica y, como el aleph de los cabalistas, contiene el mundo. Puesto a describir esa imagen infinita, Borges plantea una de las limitaciones esenciales de la literatura respecto a la realidad: el carácter sucesivo frente a la simultaneidad de la realidad. Borges desafiando las leyes de la lógica  nos pone delante de la misteriosa aparición, en una pequeña esfera tornasolada de una pulgada de diámetro puede observar  toda la vastedad del universo”[4], y  ante la magnificencia del universo, y en él a su amor perdido, dice:
                 Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato; empieza, aquí, mi desesperación de escritor. Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca?  (…)Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema central es irresoluble: la enumeración, siquiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es. Algo, sin embargo, recogeré.
    
     El Aleph  es la puesta  en escena del enfrentamiento del hombre con el infinito y el conflicto del escritor frente a la debilidad del lenguaje para captar la realidad. La cábala como referte para plantear  una de las situaciones filosófico-narrativas más interesantes en toda la obra de Borges.
     Cito un fragmento de la descripción  del Aleph donde el escritor se vale de una larga tirada de frases anafóricas, lo que Spitzer llama enumeraciones caóticas   representando el caos del universo en una construcción en abismo y dice:

     vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.
                
     A través del cuento Borges, este genio de la literatura,  reafirma humildemente  su impotencia , la imposibilidad  de todo escritor  de atrapar  la realidad con la palabra , y a través de indicios cuenta el final  de su romance  con alusiones  que a todo buen lector le son suficientes , pero que alcanzan  en el papel una  dimensión filosófica que  trasciende la historia y nos plantea el eterno conflicto del lenguaje.
                
     Borges simboliza en Beatriz  su historia de amor , un amor que ha muerto , Beatriz es Estela  Canto a la que Borges alude subrepticiamente  con nostalgia ,ella fue, en ese tiempo,  su universo , ese universo de dicha y sufrimiento  que sus palabras no pueden expresar y solo aludir y  lo sugiere en una carta donde afirma :
No sé qué le ocurre a Buenos Aires.
No hace otra cosa que aludirte, infinitamente.
                  Podríamos pensar  que la Divina Comedia de Dante, es también un Aleph  a través del cual Alighieri intenta describir el universo.
 
                 Borges regala el manuscrito  de su cuento a Estela Canto seguramente porque estaba dedicado a ella como dice en sus cartas.  
                  En 1989 Graciela Musachi  hace una entrevista a Estela Canto en la Biblioteca Freudiana de Vicente López.  Estela  comenta que le había dicho a Borges varios años después de escrito el Aleph
─Pienso vender el manuscrito cuando estés muerto, Georgie.
 ─Caramba ─rió Borges con su célebre humor irónico ─, ¡si yo fuera un perfecto caballero iría ahora mismo al cuarto de caballeros y, al cabo de unos segundos, se oiría un disparo!
Estela Canto agrega
Al Aleph lo vendí de todos modos, pero cuando él estaba vivo, en mayo de 1985 vendí el manuscrito en la casa Sotheby’s  de Nueva York.
                   Lo compró el Ministerio de Cultura de España, por 25.760 dólares. Tiene 19 páginas y hoy está en la Biblioteca Nacional de Madrid.

                                    Leonor Mauvecin


[1] Estela Canto :La historia de la musa infinita y rebelde de Jorge Luis Borges  Daniel Mecca para Clarín
[2] Estela Canto :La historia de la musa infinita y rebelde de Jorge Luis Borges  Daniel Mecca para Clarín
[3] En Nueve ensayos dantescos (1982)
[4] Monografia sobre Jorge Luis Borges, de Jaime Alazraki, de "Narrativa y crítica de nuestra hispanoamérica", 1978. Pags 35-76. Transcripción por Henzo Lafuente.cap 7El Microcosmos.

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