EL
ALEPH Y SUS LABERINTOS
(Conferencia dictada en el Simposio del ILCH en la universidad de Playa Ancha Chile)
El Marco en que se inscribe esta ponencia son las Contaminaciones entre
distintos universos escriturarios: La intertextualidad, el discurso del amor,
la paradoja y la sátira e ironía en Borges.
Intentaré enumerar alguna de las claves de la escritura y el pensamiento
borgiano a través del Aleph , uno de sus cuentos más conocidos escrito en 1945y publicado por primera vez en
la revista Sur , y que nos permite acercarnos
a comprender el Enigma que encierra la construcción literaria de Jorge Luis
Borges
Si bien el cuento admite una
lectura lineal, a medida que el lector
se adentra en la obra se encuentra con
un laberinto de sentidos que permiten diferentes búsquedas y diferentes
interpretaciones
Borges ha dicho que el hecho estético “Empieza
por una suerte de revelación” Y asume su
oficio de revelador de objetos escondidos. Lo insólito y lo extraordinario en
Borges, trasciende la anécdota y se involucra en la metáfora. En esa metáfora
que genera otra metáfora y otra y así infinitamente.
Según la
acepción del término propuesta por Gilles Deleuze y Félix Guattari la obra de Borges tiene una
concepción rizomática pues sus textos son hiper textuales y laberínticos, abordan diferentes
estadios provocando numerosas conexiones y ramificaciones, trabaja con la paradoja
planteando la duda sobre las certezas. A partir de esta mirada abordaremos el
cuento El Aleph y observaremos tres hilos narrativos:
A)
La historia de la veneración de "Borges" por Beatriz Viterbo
que nos permite reconocer la intertextualidad y el discurso del amor
B) La rivalidad literaria entre
"Borges" y el personaje Carlos Argentino Daneri. Donde se
manifiesta la sátira y la ironía
C) El Aleph propiamente dicho
donde la paradoja nos acerca al enigma
del discurso literario
Comenzamos
con La historia de la veneración de "Borges" por Beatriz Viterbo:
En el cuento la voz del narrador se
identifica con la del autor y la del protagonista, que se presenta como el
propio Borges y dice ante una serie de fotografías
que observa en la casa de Beatriz Viterbo: "Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz
perdida para siempre, soy yo, soy Borges." Con esta estrategia, Borges
confronta al lector con una representación
de sí mismo, el autor
y el personaje se identifican, se sugiere
la indefinición de los márgenes entre lo
real y lo ficticio. Beatriz Elena
Viterbo ha muerto, Borges la recuerda y visita su casa donde se encuentra con Carlos Argentino
Daneri, también escritor y antiguo
competidor en relación con Beatriz.
Esta historia de amor que se manifiesta en
la ficción es, probablemente, el reflejo
del gran amor frustrado de Borges por Estela Canto, a la que él le obsequia el
manuscrito del cuento
Estela Canto no ha muerto, pero lo ha
rechazado, y el traslada esa pérdida a
la ficción. En el comienzo de la historia nos da el indicio cuando
menciona la Plaza Constitución que era el lugar donde efectivamente se encontraba con
Estela Canto y dice en el cuento:
La candente mañana de febrero
en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó
un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de
fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos
rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya
se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.
Cambiará el universo pero yo no, pensé con melancólica vanidad; alguna vez, lo
sé, mi vana devoción la había exasperado; muerta, yo podía consagrarme a su
memoria, sin esperanza, pero también sin humillación.
Estela Canto publica en 1989 Borges a contraluz .biografía
del escritor donde además de contar la relación que tuvo con ella, publica sus
cartas.
En la última carta a ese amor que no le es
correspondido dice Borges:
Querida Estela:
Te debo las mejores y quizá las peores horas de mi vida y eso es un
vínculo que no puede romperse. Además, te quiero mucho.
Estela, Estela, quiero estar contigo, quiero estar silenciosamente
contigo. Ojalá no faltes hoy a Constitución.
Georgie.
(Si es un efecto de tu cortesía o de tu piedad..., no puedo decentemente
aceptarlo.
Amar o incluso salvar a
un ser humano es un trabajo de todo el tiempo, y creo que no puede ser exitoso
si se realiza en momentos perdidos.)
“Esas
fueron las últimas líneas que escribió Borges para quien fue su "amiga
íntima" durante unos 7 años... En ella se
inspiró el cuento El Aleph en una carta fechada un lunes ”, [1]Borges le dice:
No te he agradecido aún la alegría que tu carta me
dio. Esta semana concluiré el
borrador de la historia
que me gustaría dedicarte: la de un lugar (en la calle Brasil) donde están
todos los lugares del mundo. Tengo otro objeto semimágico para ti, una especie
de calidoscopio.
Son varias las cartas donde
insiste en la existencia de este cuento dedicado a la mujer que ama, leo un
fragmento de otra:
Ya siento el dolor corporal de estar separado de ti
por ríos, por ciudades, por matas de hierba, por circunstancias, por los días y
las noches.
Éstas son, lo prometo, las últimas líneas que me
permitiré en este sentido; no volveré a entregarme a la piedad por mí mismo.
Querido amor, te amo; te deseo toda la dicha; un vasto, complejo y entretejido
futuro de felicidad yace ante nosotros. Escribo como algún horrible poeta
prosista; no me atrevo a releer esta lamentable tarjeta postal
Estela, Estela Canto,
cuando leas esto estaré terminando el cuento que te prometí, el primero de una
larga serie. Tuyo. Georgie
Nótese la repetición del nombre “Estela,
Estela canto. En la otra carta citada
dice: Estela, Estela, quiero estar contigo. Esta repetición nos
recuerda el momento en que el personaje de Aleph que es el mismo Borges
dice:
-Beatriz,
Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida para
siempre, soy yo, soy Borges.
También esa frase que dice en su carta: Ya siento el dolor corporal de estar
separado de ti
Nos recuerda aquel hermoso poema El amenazado publicado en El
oro de los tigres de 1972 y termina diciendo:
El nombre de una mujer me delata
Me duele una mujer en todo el
cuerpo.
“Estela
Canto, la novelista, cuentista y traductora que publicó al menos catorce libros y gravitó en puntos neurálgicos del
siglo XX como la revista Sur con Victoria Ocampo y Borges o
un matutino del
Partido Comunista con Andrés Rivera y Juan Gelman. Ella era frontal, rebelde, poco convencional, con
libertad sexual. Era morena, de ojos grandes y negros, delgada. Los que la
conocieron afirman que todos se enamoraban de ella”.[2]
Borges decía que
uno siempre escribe de sí mismo aunque parezca ficcional, así lo
afirma en su poema Arte poética:
A veces en las
tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
El Aleph refleja de
alguna manera la frustrada relación
amorosa con esa mujer especial que
además, entre sus encantos, gustaba de Bernad Shaw que fue unos de los primeros
temas que motivaron sus encuentros. Comenta Estela Canto:
─La
sonrisa de la Gioconda y los movimientos de un caballito de ajedrez ─le dijo,
en inglés─. Es la primera vez que encuentro una mujer a quien le gusta Bernard
Shaw. ¡Qué extraño!
La
elección del nombre Beatriz, en el cuento, no es inocente, Estela
Canto comentó en una entrevista que
Borges, en su trato íntimo, alegaba
ser Dante y que ella era Beatriz, la
musa de La vita nuova y de su obra máxima, la Divina
comedia. Eso explica la conexión
intertextual con esa obra de Dante Alighieri. Volviendo a esa relación
intertextual notamos que el nombre Daneri puede ser una alusión a Dante si observamos que se puede deducir una
construcción cifrada: Dan-te Alighi-eri igual a Daneri. En la obra clásica,
como Borges en el Aleph, Dante es
narrador y personaje de su obra. Daneri
en el cuento es el Dante al que Borges le disputa el amor de Beatriz.
Beatriz es la mujer que guía a Dante a lo
largo del Paraíso y es el personaje
añorado en el cuento el Aleph. Si buscamos una posible interpretación en hechos
extra-literarios, podemos ver en Beatriz el ideal de belleza al que aspira tanto el Dante como Borges,
ideal platónico inalcanzable y huidizo, que coquetea con ambos. Se sabe que
esta mujer, aunque ausente, fue su
inspiración durante la escritura de la Divina Comedia y podemos inferir
que Estela Canto es la mujer que le inspira este
magnífico cuento a Borges.
Respecto a esta relación, Borges escribió en su artículo La última sonrisa de Beatriz [3] :
Yo sospecho que Dante edificó el mejor libro que
la literatura ha alcanzado para intercalar algunos encuentros con la
irrecuperable Beatriz. Mejor dicho, los círculos del castigo y el Purgatorio
austral y los nueve círculos concéntricos y Francesca y la sirena y el Grifo y
Bertrand de Born son intercalaciones; una sonrisa y una voz, que él sabe
perdidas, son lo fundamental. En el principio de la Vita nuova se
lee que alguna vez enumeró en una epístola sesenta nombres de mujer para
deslizar entre ellos, secreto, el nombre de Beatriz. Pienso que en la Comedia
repitió ese melancólico juego.
¿Podríamos inferir en el cuento el Aleph,
tal vez uno de los mejores cuentos, que entre otros temas como ser la soberbia del
escritor, las críticas a un estilo de escritura farragoso y recargado, las
disputas por el canon, el enfrentamiento del hombre con el infinito, Borges
desliza también el nombre de su amada, para rescatar una sonrisa y una voz, que
él sabe perdidas, oculto
detrás de Beatriz la imagen de la mujer perdida e inalcanzable en la literatura
clásica ?
Beatriz
es en el Aleph el personaje de una historia de amor frustrado por la
muerte, pero este hecho, esta ausencia, le permite al personaje idealizarla y amarla sin límites justamente
por ser inalcanzable y etérea. En ella
se hace notar una tensión entre la sacralización y detención temporal, y el
cambio inevitable que traen el tiempo y el olvido.
Podemos aventurarnos a afirmar que Beatriz es Estela Canto y esa relación es el laberinto que se ve claramente en las diferentes
fotografías que hay en el salón de la casa que representan los diferentes
avatares de una vida, fotos que Borges también tenía y se conservan acompañado
por Estela Canto
Pero
una vida no puede atraparse con las palabras, la realidad siempre nos elude a
la hora de intentar describirla y esto
lleva a Borges a plantear el otro hilo narrativo que conforma el cuento:
La rivalidad literaria entre
"Borges" y el personaje Carlos Argentino Daneri.
Si bien el texto refiere la angustia y la nostalgia
ante el fracaso amoroso, también
registra la intención de satirizar un tipo de estilo narrativo que se apoya en un nacionalismo
exacerbado, una intención enciclopédica
y realista que pretende infructuosamente atrapar la realidad.
El personaje Carlos Argentino Daneri también es escritor y rivaliza tanto en la literatura
como en el amor por Beatriz y su voz
aparece como exagerada y cursi con un pedantesco
fárrago de palabras donde el universo
quiere ser retratado empleando todo tipo de figuras y referencias. Nos
atrevemos a sugerir la posibilidad que Daneri
sea también el otro yo de Borges, su doble, ese enamorado que se permite usar un lenguaje afectado en esas cartas dirigidas a la mujer
de sus sueños, lenguaje del que el mismo autor se avergüenza y lo vemos en esa
carta ya citada que dice: Escribo como algún horrible poeta prosista;
no me atrevo a releer esta lamentable tarjeta postal
Borges
enfrenta aquí dos horizontes valorativos y dos concepciones del
arte de narrar .En su conferencia El credo del poeta dice:
Ahora he llegado a la
conclusión (y esta conclusión puede parecer triste) de que ya no creo en la
expresión. Sólo creo en la alusión. Después de todo, ¿qué son las palabras? Las
palabras son símbolos para recuerdos compartidos. Pienso que sólo podemos aludir,
sólo podemos intentar que el lector imagine. Al lector, si es lo bastante
despierto, puede bastarle nuestra simple alusión.
Borges
nos dice que la realidad siempre será
elusiva y es allí donde aparece el otro tema del cuento que es la intención de satirizar
el resultado del premio Nacional de 1942 y la fina ironía borgeana traspasa así todo el relato. A través de un texto suplementario,
al pie de página, recurso no habitual en
los cuentos, pero que Borges usa, reiteradamente, para dar verosimilitud a la historia,
se nos informa que Carlos A Daneri obtuvo el segundo premio nacional de
literatura.
Para entender este aspecto del cuento es interesante la opinión de María del Carmen Marengo en su trabajo Premio Nacional de 1942:
Batallas por el canon En 1942 se
otorga el premio Nacional de literatura
al doctor Eduardo Acevedo Díaz
por Cancha Larga El segundo premio a: Un lancero de Facundo de
César Carrizo, y el tercer premio
a El Patio de la noche de Pablo Rojas
Paz. Esto tuvo gran resonancia especialmente en la revista Nosotros y la revista Sur en su número
94 se ocupó de desagraviar a Borges que había presentado sin ser
reconocido nada menos que El jardín de
los senderos que se bifurcan.
En ese momento Borges no hace comentarios,
pero tres años después publicará en la revista Sur el cuento el Aleph donde parodia esa situación.
El análisis de este enfrentamiento permite reconocer el momento en que se
reestructura el campo intelectual y el
canon de la literatura Argentina. Se desplaza el Nacionalismo y comienzan a
avizorarse otras posibilidades lejos del
nativismo regionalista que posee la obra Cancha
Larga de Acevedo Díaz. Borges dice irónicamente en su posdata:
Huelga repetir lo ocurrido; Carlos
Argentino Daneri recibió el Segundo Premio Nacional de Literatura. El
primero fue otorgado al doctor Aita; el tercero, al doctor Mario Bonfanti;
increíblemente, mi obra Los
naipes del tahúr no logró un solo voto. ¡Una vez más, triunfaron la
incomprensión y la envidia! Hace ya mucho tiempo que no consigo ver a Daneri;
los diarios dicen que pronto nos dará otro volumen. Su afortunada pluma (no
entorpecida ya por el Aleph) se ha consagrado a versificar los epítomes del
doctor Acevedo Díaz.
No
olvidemos que es este autor Acevedo Díaz el
que gana el concurso donde pierde Borges y un personaje de ficción como Daneri
será el que trabajará sobre la obra de este autor real, nuevamente realidad y
ficción se entrecruzan.
La ironía es uno de los atributos de la
literatura borgiana y en este cuento se destaca especialmente a partir de una
velada crítica a ese tipo de literatura
recargada y pretenciosa.
La historia del relato nos permite ver en Borges al escritor que juega con nosotros sus lectores y emplea una trama de indicios que nos
envuelven en un rizoma donde diferentes
aspectos y temas aparentemente disímiles
se unen y se complementan.
Es entonces cuando hacia el final del
cuento Carlos Argentino Daneri lleva a Borges al encuentro del Aleph en el
sótano de la calle Garay. La casa será demolida y Daneri se desespera porque
afirma que su sótano contiene un Aleph e
invita a Borges a que lo vea .Borges sospecha que Daneri está loco, pero se
deja conducir al sótano:
Carlos
entró poco después. Habló con sequedad; comprendí que no era capaz de otro
pensamiento que de la perdición del Aleph.
-Una copita del seudo coñac
-ordenó- y te zampuzarás en el sótano. Ya sabes, el decúbito dorsal es
indispensable. También lo son la oscuridad, la inmovilidad, cierta acomodación
ocular. Te acuestas en el piso de baldosas y fijas los ojos en el decimonono
escalón de la pertinente escalera. Me voy, bajo la trampa y te quedas solo.
Algún roedor te mete miedo ¡fácil empresa! A los pocos minutos ves el Aleph.
¡El microcosmo de alquimistas y cabalistas, nuestro concreto amigo proverbial,
el multum in parvo!
Ya en el comedor, agregó:
-Claro está que si no lo ves, tu
incapacidad no invalida mi testimonio… Baja; muy en breve podrás entablar un
diálogo con todas las imágenes de Beatriz.
Según
Alazraky
“Borges
emplea un símbolo de rancia tradición en la doctrina mística de la Cábala. Los místicos
judíos vieron el aleph - la primera letra del alfabeto hebreo - como la raíz
espiritual de todas las letras y portadora, en su esencia, de todo el alfabeto
y, por lo tanto, de todos los demás elementos del habla humana; el aleph sería,
así, la primera letra del alfabeto y también todas las demás y todo lo que es
dable expresar.
Borges, autor y personaje, ve
el Aleph. Es una visión micro cósmica y, como el aleph de los cabalistas,
contiene el mundo. Puesto a describir esa imagen infinita, Borges plantea una
de las limitaciones esenciales de la literatura respecto a la realidad: el
carácter sucesivo frente a la simultaneidad de la realidad. Borges desafiando
las leyes de la lógica nos pone delante
de la misteriosa aparición, en una pequeña esfera tornasolada de una pulgada de
diámetro puede observar toda la vastedad
del universo”[4], y
ante la magnificencia del universo, y en
él a su amor perdido, dice:
Arribo, ahora, al inefable
centro de mi relato; empieza, aquí, mi desesperación de escritor. Todo lenguaje
es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los
interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que
mi temerosa memoria apenas abarca? (…)Quizá los dioses no me negarían el
hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de
literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema central es irresoluble: la
enumeración, siquiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante
gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me
asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y
sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré,
sucesivo, porque el lenguaje lo es. Algo, sin embargo, recogeré.
El Aleph es la puesta en escena del enfrentamiento del hombre con
el infinito y el conflicto del escritor frente a la debilidad del lenguaje para
captar la realidad. La cábala como referte para plantear una de las situaciones
filosófico-narrativas más interesantes en toda la obra de Borges.
Cito un fragmento de la descripción del Aleph donde el escritor se vale de una
larga tirada de frases anafóricas, lo que Spitzer llama enumeraciones caóticas representando
el caos del universo en una construcción en abismo y dice:
vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y
ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa,
vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas,
increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un
adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que
deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi oscura
sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph,
desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el
Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí
vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural,
cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el
inconcebible universo.
A través del cuento Borges, este genio de
la literatura, reafirma humildemente su impotencia , la imposibilidad de todo escritor de atrapar
la realidad con la palabra , y a través de indicios cuenta el final de su romance
con alusiones que a todo buen
lector le son suficientes , pero que alcanzan
en el papel una dimensión
filosófica que trasciende la historia y
nos plantea el eterno conflicto del lenguaje.
Borges simboliza en Beatriz su historia de amor , un amor que ha muerto ,
Beatriz es Estela Canto a la que Borges
alude subrepticiamente con nostalgia
,ella fue, en ese tiempo, su universo ,
ese universo de dicha y sufrimiento que
sus palabras no pueden expresar y solo aludir y
lo sugiere en una carta donde afirma :
No sé qué le ocurre a Buenos Aires.
No hace otra cosa que aludirte, infinitamente.
Podríamos pensar que la Divina Comedia de Dante, es también un
Aleph a través del cual Alighieri
intenta describir el universo.
Borges regala el
manuscrito de su cuento a Estela Canto seguramente
porque estaba dedicado a ella como dice en sus cartas.
En 1989 Graciela Musachi hace una entrevista a Estela Canto en la
Biblioteca Freudiana de Vicente López. Estela
comenta que le había dicho a Borges varios años después de escrito el
Aleph
─Pienso vender el manuscrito cuando estés muerto, Georgie.
─Caramba ─rió Borges con su
célebre humor irónico ─, ¡si yo fuera un perfecto caballero iría ahora mismo al
cuarto de caballeros y, al cabo de unos segundos, se oiría un disparo!
Estela Canto agrega
Al
Aleph lo vendí de todos modos, pero cuando él estaba vivo,
en mayo de 1985 vendí el manuscrito en la casa Sotheby’s de Nueva York.
Lo
compró el Ministerio de Cultura de España, por 25.760 dólares. Tiene 19 páginas
y hoy está en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Leonor
Mauvecin
[1] Estela Canto :La historia de la musa infinita y rebelde de Jorge Luis
Borges Daniel Mecca para Clarín
[2] Estela Canto :La historia de la musa infinita y rebelde de Jorge Luis
Borges Daniel Mecca para Clarín
[4] Monografia sobre Jorge Luis Borges, de Jaime Alazraki, de
"Narrativa y crítica de nuestra hispanoamérica", 1978. Pags 35-76.
Transcripción por Henzo Lafuente.cap 7El Microcosmos.
¡Excelente! ¡Gracias por compartirlo!
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