martes, 23 de junio de 2009

CAPILLA BUFFO , VILLA LEONOR




Por todas las ventanas

hay una escritura que se lee
desde el otro lado de la noche.
Donde nuestro propio mundo centra el universo
y las cosas pesan por su nombre.

Es el amor -dijo.

el amor, con sus altas paredes silenciosas
y jazmines y la mesa tendida y aquellas sábanas blancas

tan blancas como páginas.

lunes, 22 de junio de 2009

LIBRO: LA CASA DEL AMOR Y DE LA MUERTE


(Libro completo)


LA CASA DEL AMOR Y DE LA MUERTE


LEONOR MAUVECIN





Del otro lado de la noche
la espera su nombre,
su subrepticio anhelo de vivir,
¡del otro lado de la noche!

Alejandra Pizarnik


****


El conoce un alfabeto
que la guarda de la muerte

Sonia Rabinovich


****


Al final del camino
la casa.
Entre las sierras
espera:
la cripta
el amor
y Leonor
- con su sueño inconcluso-
y el arroyo
- Heráclito que discurre entre las piedras-
y un poema
escritura en la pared
que dice:

Caminante tu que pasas a la fuente
moja tus manos y deja
que unas gotas como lágrimas
deslían sobre la hierba

He leído estas palabras

-muchas veces-
sin saber que me nombraban.


****

Me nombraba.
Sin saberlo, me nombraba
Pedro Juan Vignak
el poeta
y dice:
hoy las hierbas florecen en su recuerdo
Entonces
descubrí en mí
y en el jardín abandonado
flores silvestres.

****


Flores silvestres
y ahora es invierno
es el dos mil cuatro en el calendario de la vida
es el mes de julio
en Villa Leonor, en Cabana

donde las sierras se visten de espinillo y pasionaria.


****

Donde las sierras se visten de espinillo y pasionaria
emerge de la tierra, la cripta.
La capilla
cúpula blanca

-umbría catedral es la montaña-

que extraña, con sus formas caprichosas me aguarda.

¿Qué busco? -me pregunto.

Miro hacia el pasado
hurgo en el secreto

¿Qué busco entre las flores secas
que alguien abandonó sobre las lápidas?

¿Una imagen en la escritura de la noche?

¿Mi retrato?


****

¿Mi retrato?

El artista dibuja su rostro sobre la pared
-el de ella-
Recoge en el agua
estrellas que duelen
Pinta las musas, que vienen a buscarla
dibuja palabras y predice los sismos.

Y ella escribe poemas, y lo seduce.

Y no sabe, que no es ella.

****

Estás perdida entre la página y el narciso
Susana Romano

*

No es ella.
Es mi mano la que escribe ahora
y la música
y el perfume de las acacias y el vino
y las estrellas
y la escritura indeleble del arcano grabada sobre piedra.

Y estoy perdida
entre la página y
Narciso.

Y la muerte

que juega al nunca más.

****

Acaso seré yo, la misma silenciosa
que contempla,
como se va conmigo el agua
*


Juega al nunca más.

El día después
es el ayer
entre las paredes de la casa.

Es el ayer que se repite y vuelve, río
es el ayer que muestra
mi propio rostro en el rumor del agua.

Es el ayer que vuelve
fragmentado.

Fragmentos de la casa.


****

Fragmentos de la casa vacía.

Escritura
que otra mirada ha contemplado

Y queda el perfume en esa alcoba
el olor de los cuerpos
sus gemidos, que el viento disimula .

Quejidos de la casa
entre las paredes, entre el olvido

muerden los espacios del silencio las palabras.

****

Todo está enmadejado y atado
con los mil hilos del amor.

Leonor Buffo

*

Muerden los espacios del silencio las palabras

y ella lo ignora.

El péndulo ha girado sobre su nombre y
cada letra desnuda el eco que duerme en su garganta - y ella no sabe-
Y su propio nombre, entre las lozas del templo -descubre-
Oculto. Adherido a los huesos que duermen bajo lápidas.

A la casa, ha vuelto
donde otra mujer con su nombre teje -para ella-
una tela de araña .

Sólo el rocío en la hierba al pie de la montaña, es la cripta,
que llora su lágrima de amor

en la espadaña.


****


Carente de campanas, el amador
dibujó en el vacío , una lágrima.
*

En la espadaña:

¿Puede escribirse el amor?

¿Hay papel que recoja esa escritura?

Me duelen y me gozan las letras sobre el cuerpo.

Sobre la piel, los signos del deseo

he ahí las palabras.

****


He ahí las palabras
sabe
que fueron escritas para ella
que cada letra grita su nombre.
Acaso, las pronuncia por primera vez.

****

A la realidad le gustan las simetrías
y los leves anacronismos.
Jorge Luis Borges
*


Por primera vez
él, dibuja péndulos con palabras que giran
trabaja la cábala y descubre su nombre
-el de ella-
en el diario de todas las mañanas.
Es el azar -piensa-
y no sabe
que todo, ya fue escrito.
.
****

Inasible don perdido, al evocarlo,
encuentro lo evocado.
Y antes del decir, ya estuvo dicho.
*


Todo ya fue escrito.
A la casa ha vuelto.
Sólo el rocío en la hierba al pie de la montaña.
Recuerda, busca, sabe, que ha leído -en otro tiempo- la escritura
oráculo de piedra, que habla y dice:

Tú que pasas a la fuente /moja tus manos y deja
que unas gotas como lágrimas /deslían sobre la hierba
.
En el agua de la fuente inevitable.
En la casa del amor y de la muerte.
En la sed, en el deseo
el rostro del amor que se renueva.

****

Se renueva
en la superficie espejada de la fuente
y es otra.
Lejos quedó aquella
de las tardes silenciosas.

Se mira en el agua y descubre

sus ojos de recién nacida.


****


Recién nacida.
En su propia escritura
él la busca.
Escrito del ausente
del que no está a los ojos del mundo
y sin embargo es él, y es otro
-no se reconoce-.
Él se ha visto por primera vez, hechizado
en sus voces ocultas.

Se busca entre las sombras del coro
y el ritmo de la música lo embriaga.
Ahora es Orfeo.
Debe, pero no quiere mirar atrás.

****

No quiere mirar atrás.
-¿Quién me habla al oído y pronuncia mi nombre?

¿Eres la que busco?

¿Eres Perséfone, la que guarda la semilla
en el vientre mismo de la tierra.
La que germina en cada primavera
atraída por el canto de la luz?

¿Acaso Eva, la desterrada
que ofrece para mi boca la manzana
y habla en el susurro de la serpiente?

¿O Pandora, y tienes oculta debajo de las lápidas
en la casa del amor y de la muerte
la caja?

Déjame creer que eres mi amada Eurídice

que ha bajado al fondo de la noche, y me llama.


****

Cuando por fin te estreché, más que a ti estaba
abrazando a la vida
Dice Eurídice, Horacio Castillo
*

Ha bajado al fondo de la noche y me llama:
-Estoy aquí
elaboré la urdimbre donde se teje la trama
y te espero.

Sé que vendrás
y atraparé los hilos de tu música
en mi telar de sombras.

Tejeré un manto luminoso
para aliviar el olvido y la soledad.

Vendrás a buscarme y caminaré a tu lado
hasta el umbral donde la luz descubre los rostros.

Y no seré yo, la que te bese
yo sólo he tejido la tela minuciosa.

Dédalo que entrampa

Será ella
la que lleva mi nombre.

Seré otra.


****

Otra.
La que tiende sus manos al vacío, es ella.
La que no sabe del vértigo
la que no sabe hacia dónde la lleva la tormenta
y flota
como una hoja al viento.

Mientras la tarde se mira en el espejo
y su propio mundo se desdobla.

****

Su propio mundo se desdobla
y el hombre
ese que escribe, que dibuja con palabras
pincela cada gesto:
el ojo
la sonrisa
la mirada
y traza una figura en el papel, -la de ella-.

Se pierde entre las letras de su nombre.
-Laberinto de palabras-

Ignora al minotauro.

****

Ignora al minotauro.
La mujer que transita
desordenados corredores es ahora ella.

Horadan su cuerpo los reflejos de la luz
lastima la garra de la sombra.

Por la pequeña ventana iluminada
vuelan grullas.
Grullas que dejan un hilo de agua al elevarse
- hilo de Ariadna-.
Y ella escucha su voz hecha de pájaros.
Alas sobre el cristal.
Laberinto en el tiempo la palabra.

****

Sólo lo fugitivo permanece y dura.
Julio Castellanos
*

Laberinto en el tiempo la palabra.
Y ella cae al abismo y no tiene miedo
y se deja mecer.
Olfatea el perfume de su piel desnuda.
Sabe que es él, aunque no mire
aunque cierre los ojos.
Sabe del dulce tacto sobre el cuerpo
y de las letras
que entrelazan sus nombres.
Anagrama de fuego.


****

Donde él se sumerge tantas veces
hasta recordarle el nombre de un dios.
Sonia Rabinovich
*

Anagrama de fuego.


Él se sumerge en el pozo de la dicha.
Una y otra vez.
Busca el agua infinita, en una lluvia a destiempo.
Una y otra vez vuelve al lugar donde los dioses existen.
Una y otra vez...
Y ella, no puede escapar.

Sobre ella el amor
sujeta sus muslos, abre su pecho
arranca el corazón.
En el altar del templo: rosa florida.

****


Rosa florida.
Él se derrama y escribe
la cábala del sueño entre sus brazos

Deja su marca
secreto mensaje entre los pliegues
del cuerpo
para leerlo –desnuda- en soledad
y recordarlo.

****

Vuelve el amor, como un poema
abierto al azar.
*

Y recordarlo.
Es otoño y llueve.

El agua busca el cauce
y se extiende mar, como en la muerte
misterio de la vida. El agua
es el amor, que teje tapices con hilos de plata
y sobrevive.


****


Y sobrevive
donde él ha regresado
donde todo ha vuelto
donde la tierra guarda la memoria de las parcas
que tejen un tapiz, que la nombra:

musa, trasgo, mujer o laberinto.

Fantasma inminente que perturba
el atardecer
bajo los nogales
donde antes acunaba la soledad.

****

Donde antes acunaba la soledad.
¿Es posible
el derecho y el revés,
cómo en un guante?

La vida y la muerte

en una sola vida
¿ En una sola muerte?


****

¿Una sola muerte?
- Me pregunto-

En el amplio espacio de la casa
hay lugar para todo:
para las pequeñas muertes y para el olvido.
Para el amor
que ovilla la hebra de la vida.
Para el desamor
que desata el hilo de la muerte.


****

Desata el hilo de la muerte.
La vida, lo desata.
Y es tan sólo movimiento.

Movimiento del péndulo que pendula encriptado.
Del péndulo
que une los extremos
en la casa.

****

En la casa.
Quiso alcanzar el cielo
en la luna del agua.

Recogió las estrellas del aljibe.
Miró su mano
-alucinada-
¡Oh ilusa!

En ella
sólo agua.

****

Sólo agua
el espejo
-que trae la grulla en el pico-

donde se mira la niña.

Mira por el ojo de hielo
mira por la luna de plata.

Mira
y trenza un cabello entrecano

y deja semillas en la boca del pájaro.

****


Es en la boca del pájaro
donde recojo los cálices

- iluminados cálices –

donde bebo:
¿ el vino de la dicha?

Y éstas, mis manos
frágiles manos
que sostienen
el –insaciable- cáliz de la vida.

****



La vida
abre los ojos
y sostiene la mirada ante el cielo
que se extiende al sol como un pañuelo leve.

Es el saludo del tiempo que pasa.

Es el viejo Mércury celeste de mi padre
por la calle polvorienta.

Ese auto ya no existe
pero
yo lo miro pasar desde la ventana
y él, me deja
abandonada al azar.


****


Abandonada al azar
hay una foto olvidada
en algún rincón de la casa.

-Es una casa temporaria -dice

La foto
es la de una niña que contempla el paisaje,
tiene entre sus manos
una muñeca
y juega.

Esa niña soy yo
-pienso-.

Tal vez soy la niña que juega
pero también soy esa muñeca

y me abandono.


****


Me abandono.
Y la niña juega
envuelta en la trama del sueño.
Juega.
Dibuja mundos en el aire.
Juega.
Sólo retazos de cartón
sólo pinturas –dice-
y abraza a la muñeca.

Juega
con sus ojos de cristal.
Juega
y mira un cielo huidizo

por donde los pájaros

****

Los pájaros
y ella…?
¿Cuál de ellas? -me pregunto.
¿La muñeca?

Niña inmóvil, juega
al “como si”
como si los ojos fueran de cristal

para imaginar la vida.

****

Para imaginar la vida

he dejado que la noche me acorrale en un suspiro de luz.
Allí donde habita el silencio de la casa vacía
enhebro palabras que otros han tejido para mi.
Busco en el código, la entrelínea
y dejo que el mundo se caiga a pedazos y se hagan
añicos los cristales, donde antes se reflejaban las madres
que acunaban a sus niños con canciones de amor.
Dejo que la oscura jauría devore los intersticios de la paz
y escribo

****

Escribo
y soy la que nada sabe, la sin culpas.

Como todos los que duermen ahogados en sus propias
miserias
Como todos los que sueñan su parcela en algún paraíso
perdido

¿Soy yo, esa desconocida que me habita?
¿Soy la que navega, entre los escombros de la realidad
en la nave del discurso vacío?.


****

En el vacío.
¿Quién es, esa desconocida
que viene a golpear a la puerta?

Que perturba fantasmas
y despierta los pájaros que duermen
y suelta los murciélagos en la noche de luna
y vuelve su rostro
sobre ese espejo escondido.

****

En ese espejo escondido:
qué buscas desconocida
qué buscas.
Deja caer tus cartas sobre la mesa
y mira:
¿Es allí el sitio de la dicha?

****

No me dejes entonces nunca a solas
con mi desconocida:
no me dejes conmigo
Olga Orozco
*


¿Es allí el sitio de la dicha?
La desconocida soy yo.
Alguien lo dijo:
la desconocida soy yo.

Robo del espejo la imagen
que me mira
-¿Soy acaso esa muñeca?
- muñeca rusa-
y cada mujer que me contiene

¿guarda otra?-


****


¿Cada mujer que me contiene
guarda, otra?
Diles a esas mujeres que me viven
que me dejen.
Diles que no golpeen en la puerta cerrada.
Diles
que la lámpara
contiene el aceite de las plumas del pájaro
que duerme en la casa .


****

Duerme en la casa
la muerte.

En el altillo
En el lugar de la sombra
oculta. Es la loca

La que grita en la noche.
De eso no se habla -me dijiste.
Y la loca nos mira
por todas las ventanas.

****


Por todas las ventanas
hay una escritura que se lee
desde el otro lado de la noche.
Donde nuestro propio mundo centra el universo
y las cosas pesan por su nombre.

Es el amor -dijo.

el amor, con sus altas paredes silenciosas
y jazmines y la mesa tendida y aquellas sábanas blancas
tan blancas como páginas.


****


El nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de “ rosa” está la rosa
Jorge Luis Borges
*

Como páginas
-en la casa del amor y de la muerte-

han quedado esparcidas, entre las hierbas
las letras de su nombre.

El nombre que nombra a esa mujer
-es la mujer-
lleva entre las letras, su perfume
el color y la forma.
Y ese subrepticio anhelo de vivir.

****

Con ese subrepticio anhelo de vivir
ha cruzado el umbral del jardín.
Otoñada
Ha recogido su propia sombra
como una flor silvestre.

****

Pues sólo podemos bajar y no subir
las escaleras del tiempo.
Marguerite Youcenar


*

Como una flor silvestre
ella baja las escaleras
de la casa
y sabe
que hay una escritura antigua
que dibuja esos pasos.

Que reúne
escombros de su sombra
retazos de su vida
y esos ojos que preguntan:

-¿Me amas?

****

¿Me amas?
Ángeles en el exilio
dibujan con sus plumas de pájaro
un anagrama.

Donde las palabras se ovillan
superpuestas.

Donde las palabras se muerden
en la boca,
y dicen sus nombres.
En la casa del amor y de la muerte
es la hora del ángelus.

****


A la hora del ángelus
en el agua de la fuente inevitable

-Somos el temblor acaso imperceptible del azar-.

Y en la sed
y en el deseo
la que escribe las letras de su nombre

escribe lágrimas.

(Que deslíen sobre las hierbas)

****
Epílogo


El cielo está desmadejado.
La tierra teje su manto de savia oscura.
El fuego brilla en el horizonte,
- parece un incendio en las sierras- pienso.
Mientras el agua viva murmura algún secreto que no sé descifrar
Aquí están tus ojos
aquí la noche, aquí el mogote
aquí mi corazón
y tú, y la última carta en la baraja .
*********